Los biosimilares se han presentado en numerosas ocasiones como una herramienta para contribuir a la sostenibilidad del sistema. Pero, desde el sector de los biosimilares todavía creen que quedan aspectos que mejorar para que su integración sea completa. Para ver qué retos quedan por acometer, la compañía Kern ha presentado el documento ‘Biosimilares para una sanidad basada en el valor’.
En el evento de presentación de este informe participaron Fernando de Mora, profesor del Departamento de Farmacología, Terapéutica y Toxicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, y Encarna Cruz, directora general de BioSim.
Valor de los biosimilares
Para Fernando de Mora, hay que evaluar el valor de los biosimilares desde diferentes perspectivas. Primeramente, explicó que cuando estos fármacos llegan al mercado se genera una competencia que permite una redistribución de recursos. Así, los recursos que se ahorran pueden dirigirse a adquirir equipamientos y tecnologías sanitarias, así como a acceder a tratamientos innovadores cuyos precios son muy altos.
Otro de los aspectos positivos que mencionó el experto fue que contribuyen a evitar desabastecimientos. Y es que, si además del producto de referencia se cuenta con otros fármacos “esencialmente similares”, se pueden ofrecer más posibilidades a los pacientes mejorando el acceso.
Asimismo, De Mora remarcó que los biosimilares también dejan espacio para que haya innovación. Y es que, más allá de que aparezcan nuevas terapias, también llamó la atención sobre la importancia de la innovación incremental. En este contexto, puso el ejemplo de infliximab (anticuerpo monoclonal indicado para determinadas enfermedades autoinmunes); al desarrollar el biosimilar de este fármaco se pasó de un método de administración intravenosa a la subcutánea. Esto, según el experto puede ser de gran importancia para los pacientes, puesto que posibilita la autoadministración, lo que es especialmente importante en tiempos de COVID-19, al minimizar las visitas a los centros hospitalarios. Además, como indicó De Mora, estas características suelen repercutir positivamente en la adherencia a los tratamientos.
Pero para evaluar objetivamente todos estos factores, De Mora instó a medir y registrar mejor los resultados de los biosimilares. De esta manera consideró que será más fácil introducir nuevas mejoras, lo que aportaría mucho valor terapéutico a largo plazo.
Farmacoterapia basada en resultados
Encarna Cruz coincidió en la idea de medir resultados en salud, con el paciente siempre en el centro, para obtener mejores resultados con una menor incertidumbre. En este sentido, instó a fijarse en factores como el valor terapéutico de cada biosimilar, que se certifique con los ensayos correspondientes. Además, al realizar una evaluación más pormenorizada de estos fármacos en términos de coste-efectividad, se podría valorar la posibilidad de anticipar su uso a fases más tempranas (primera línea) y que estos beneficios repercutan directamente en los pacientes.
Cruz destacó que recientemente se han emitido diversos documentos que proponen un impulso del uso de biosimilares. Entre ellos, el Plan de Genéricos y Biosimilares, el dictamen sanitario de la Comisión Para la Reconstrucción Económica o el informe de gasto hospitalario que publicaba la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) la semana pasada. Para la experta, teniendo como base estos documentos, es hora de pasar a la acción.
Implantación a diferentes niveles
Si se quiere actuar en este contexto, Cruz consideró que hay que emprender acciones para promover un mejor uso de los recursos. Desde el punto de vista normativo apuntó a agilizar los procesos de autorización y comercialización de biosimilares en Europa; dentro de este punto, solicitó que existan procesos más simplificados. Asimismo, aludió a la necesidad de avanzar en sistemas de fijación de precios atendiendo a una doble vertiente: contribuir a la sostenibilidad del sistema pero de tal manera que siga siendo atractivo para las compañías el desarrollo de biosimilares. También desde la perspectiva normativa, propuso caminar hacia un modelo de compra pública que facilite la entrada de los biosimilares. Por otra parte, desde el punto de vista técnico, señaló que es necesario aclarar las posibilidades de intercambio de fármacos.
Por su parte, Ana Vieta, Directora de Value & Policy de Kern Pharma, señaló que aparte de la implantación en general del uso de biosimilares, en el caso de España, hay que tener en cuenta cómo está apoyando cada comunidad autónoma su uso. En este contexto, opinó que hay que prestar a cada región la ayuda que precisen, poniendo a los gestores en contacto con experto para contribuir a implementar las medidas oportunas que favorezcan un mayor uso de estos fármacos.
Perspectiva global
Más allá de promover el uso de biosimilares, Encarna Cruz puso sobre la mesa la necesidad de contar con profesionales más formados en esta materia, sobre todo cuando estos fármacos se aplican a nuevos nichos terapéuticos y teniendo en cuenta que tienen que participar profesionales de diferentes áreas. Dentro de estos programas de formación, Cruz señaló que también es primordial formar e informar a los ciudadanos en biosimilares, creando proyectos de divulgación ambiciosos que generen confianza en los ciudadanos.
En definitiva, Cruz animó a valorar los beneficios de los biosimilares no solo desde una perspectiva sanitaria o económica, si no desde el prisma del beneficio social que aportan. Así, opinó que no hay que evaluar el uso de los biosimilares en torno al ahorro que generan a corto plazo, sino atendiendo a las ventajas que puede tener su incorporación a largo plazo. También, teniendo en cuenta que hay que apoyar a los laboratorios dedicados a los biosimilares puesto que estos contribuyen a generar riqueza y empleo en los países en que se desarrollan.