El escenario de la medicina esta experimentando un cambio revolucionario en el tratamiento de la obesidad, impulsado por una nueva generación de medicamentos. Los agonistas del péptido similar al glucagón 1 (GLP-1), inicialmente desarrollados para combatir la diabetes tipo 2, han emergido como una poderosa herramienta en la lucha contra el sobrepeso y las enfermedades crónicas asociadas.

Estos fármacos actúan imitando al GLP-1, una hormona de la familia de las incretinas que se sintetiza en las células L del intestino y es secretada en respuesta a las comidas. Estimula la liberación de insulina de las células beta del páncreas de manera dependiente de la glucosa, lo que significa que su acción es más pronunciada cuando los niveles de glucosa son altos, ayudando así a controlar la glucosa posprandial, reduce la respuesta de glucagón y suprime el apetito actuando a nivel central.

Asimismo, durante el transcurso del año 2023, los ensayos clínicos han evidenciado una disminución significativa en los síntomas de insuficiencia cardíaca, así como una reducción en el riesgo de eventos cardiovasculares adversos, incluyendo ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Lo que supone una evidencia clara de la transformación que suponen.

De hecho, la revista Science ha calificado estos tratamientos como “Avance del año” y, además, un reciente informe de GlobalData señala que los agonistas del GLP-1 se convertirán en las terapias más demandadas en 2024 sustituyendo a los antagonistas PD-1. Este cambio podría reflejar un desplazamiento de la demanda desde la oncología hacia los trastornos metabólicos.

Historia

No obstante, la historia del GLP-1 ha tardado 40 años en desarrollarse. La primera aparición de estos medicamentos surgen a principios de la década de 1980, sin embargo, no fue hasta 2005 cuando se aprobó el primer fármaco GLP-1, Byetta (exenatida) para la diabetes tipo 2, que recientemente ha cesado su comercialización. Posteriormente se autorizó la semaglutida que mejoraba la salud cardiaca, reduciendo el riesgo de ataques cardiacos y accidentes cardiovasculares. Casi cinco años después apareció Victonza (liraglutida) basada en el GLP-1 humano, con indicación para diabetes y en 2014 la FDA concedió su aprobación para la obesidad.

Sin embargo, no fue hasta 2021 cuando estos medicamentos cobraron fuerza. En este año, las agencias reguladoras aprobaron Wegoby (semaglutida) tras demostrar que su administración subcutánea en adultos con sobrepeso u obesidad (sin diabetes) unido a una intervención en el estilo de vida se asociaba con una pérdida de peso media significativa, sostenida y clínicamente relevante del 14,9 por ciento. El 86 por ciento de los participantes alcanzaban al menos un cinco por ciento de pérdida de peso. Por último, Mounjaro (tirzepatida) ha sido el último tratamiento en salir a la palestra para el control del peso en adultos con obesidad o sobrepeso, con al menos una comorbilidad relacionada con el peso. Se trata del primer agonista del receptor GIP y del GLP-1, de administración semanal.

A pesar de que la modificación del estilo de vida, a través de la dieta y el ejercicio, sigue siendo fundamental para el control del peso, la introducción de nuevas herramientas terapéuticas representa un avance significativo en el abordaje de lo que se ha convertido en un desafío crucial para la salud pública a nivel global. En este sentido, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) califica positivamente la aparición de estas terapias que “mejoran notablemente la vida de las personas” y han supuesto un paso adelante para el tratamiento de personas con diabetes y para el control de peso de personas con obesidad. No obstante, advierte que en ambos casos, la administración de estos medicamentos debe ser controlada y prescrita por un profesional sanitario para evitar peligros, ya que ningún medicamento es inocuo, y es necesario tener siempre en cuenta que la balanza riesgo/beneficio sea positiva.

Perspectivas de futuro

Según la Organización Mundial de la Salud, la prevalencia de obesidad en muchos países europeos, entre los que se incluye España, se ha triplicado desde 1980 y se estima que en los países europeos más del 70 por ciento de los adultos tienen un exceso de peso no saludable. Si se mantienen las tendencias actuales, se espera que para 2030 más de la mitad de la población europea tenga obesidad.

De cara al futuro, el sector de los agonistas del GLP-1 está preparado para un crecimiento robusto, anticipando una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR, por sus siglas en inglés) del 19,2 por ciento de 2023 a 2029. El panorama farmacéutico está experimentando un cambio transformador, ya que los agonistas de GLP1 están a punto de superar a los antagonistas de PD-1 como los medicamentos más vendidos a partir de 2024. Es más, GlobalData prevé una reorientación en las preferencias de medicamentos en los próximos años.


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