La penetración de los medicamentos biosimilares se sitúa actualmente en el 28 por ciento en España. Más allá de que exista mucho margen de mejora, la directora general de BioSim, Encarnación Cruz, aludía durante el encuentro ‘Presente y futuro de los biosimilares” al “72 por ciento de oportunidades por cubrir que quedan en esta materia”.
Este es uno de los datos que recoge la Memoria Bienial de Actividad de la patronal de los biosimilares, BioSim; pero más allá de la cifra general, al desglosarla, se observan grandes diferencias. Por ejemplo, esta penetración es muy heterogénea en función del área. Mientras que en el ámbito hospitalario es del 61 por ciento, en la oficina de farmacia se sitúa en el 14 por ciento. A pesar de la baja cuota, el aumento del uso ha sido del 300 por ciento; la cifra ha subido del 4 al 14 por ciento en los últimos cinco años. Respecto a este margen de mejora, Cruz proponía diferentes puntos a mejorar para que aumente la cuota de penetración de biosimilares, con especial énfasis en dar a conocer su valor.
Rafael Barbera de la Torre, director general de Gestión Económico Financiera y Farmacia en la Consejería de Sanidad de Madrid abordaba la evolución del uso de biosimilares en esta región. En este sentido exponía que estos fármacos “salvaguardan la sostenibilidad del sistema a la vez que reservan recursos para la innovación”. También precisaba que desde la región han llevado a cabo diversas acciones para “que los biosimilares formen parte de la práctica clínica, potenciando la información; para la Comunidad de Madrid es una línea estratégica fundamental”.
Formación e información
“Desde BioSim se llevan a cabo diferentes actividades para trasladar a profesionales y ciudadanos el alto valor de los biosimilares”, introducía Cruz. Siguiendo este hilo, indicaba que algunas de las ventajas que aportan son “la disminución de los desabastecimientos o la introducción de dispositivos innovadores que permiten otorgar un mejor tratamiento a los pacientes”.
Para la directora general de BioSim es clave “disminuir la incertidumbre a través de formación e información”. Para lograr este fin, durante los dos años se han publicado diversos documentos que pretenden ampliar el conocimiento de los biosimilares. Entre ellos, diversos informes técnicos, como el Análisis de Impacto Presupuestario de Biosimilares en el Sistema Nacional de Salud de España. En este se tiene en cuenta el periodo comprendido entre 2009 y 2022; uno de los datos que resaltaba Cruz es que “este revela que el ahorro que se logró entre 2009 y 2019 va a ser parecido al que se prevé entre 2020 y 2022”. El rigor técnico de este documento ha llevado a que este sea tomado como referencia por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
Aparte de la importancia de generar documentos que pongan en perspectiva las ventajas derivadas del uso de biosimilares también es importante trasladar esta acción a la política sanitaria. En este contexto, Cruz remarcaba que “próximamente se publicará el Plan de Genéricos y Biosimilares; una vez contemos con él, tenemos que estar preparados porque es probable que después tengamos que plantear medidas concretas que se traduzcan en soluciones prácticas para poder medir si el plan nos hace obtener los resultados deseados”.
Medición de resultados
Tras la intervención de Encarnación Cruz, se celebraba una mesa redonda para abordar el futuro de los biosimilares moderada por Joaquín Rodrigo, presidente de BioSim.
Una de las cuestiones que se abordaba era la referente a la normativa. Adriana Pascual, subdirectora médica del Hospital Infanta Elena de Valdemoro se oponía a cualquier tipo de obligatoriedad del uso de biosimilares, alegando que “ahora estamos en un momento más maduro de conocimiento sobre estos fármacos, y se entienden más conceptos”. Por ello, su apuesta era “ir al origen del desconocimieto que pueda quedar y luchar para contar con un marco regulatorio que impulse su utilización”. Antoni Gilabert, director del Área de Farmacia y del Medicamento del Consorcio de Salud y Social de Cataluña coincidía en esta idea, detallando que no está de acuerdo en obligar “sobre todo porque en temas complejos como este no funciona”, y optaba por “considerar si sería positivo hacer una discriminación positiva, con incentivos bien establecidos, entendiendo qué es la eficiencia y cómo se puede gestionar”.
A este respecto, Gilabert afirmaba que “hay que concretar objetivos para medir resultados”. “Hay que poner indicadores sobre la mesa, pero no solo de utilización, también de resultados, y con todo esto mejorará el entendimiento”, expresaba. Pascual se mostraba de acuerdo en la necesidad “de contar con incentivos para fomentar el uso de biosimilares”.
Por otra parte, Gilabert afirmaba no entender “el mensaje constante de ahorro”; aquí, concretaba que “además de decir la cifra que se ha ahorrado, habría que añadir los datos sobre resultados para que este indicador fuera válido”.