La participación de los centros sanitarios españoles, tanto públicos como privados, en ensayos clínicos ha crecido de forma notable en la última década y cada vez lo hacen en estudios en fases más tempranas, a pesar de la complejidad de este tipo de ensayos.
No obstante, para que estos datos sigan manteniendo su crecimiento, los expertos reunidos en la jornada “Hacia la excelencia en la innovación biomédica”, organizada por el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS), reclamaron de manera unánime escenarios estables y colaborativos en el marco de la innovación que permitan asegurar la continuación del sistema sanitario.
Humberto Arnés, director general de Farmaindustria, quiso subrayar el “gran esfuerzo que han realizado en los últimos años los hospitales españoles, tanto públicos como privados, para situarse a la vanguardia de la investigación clínica, conscientes de los múltiples beneficios que los ensayos pueden reportar a los propios centros, a los profesionales y, sobre todo, a los pacientes”. Arnés indicó además que “esa apuesta, que se suma al impulso experimentado en España en investigación preclínica, ha encontrado la respuesta adecuada en la industria farmacéutica, que ha batido su récord histórico en inversión en I+D con casi 1.150 millones en el año 2017”. Así, el director general de la patronal añadió que “de esa cifra, casi 700 millones se destinan cada año a la puesta en marcha de ensayos clínicos en nuestro país, que se desarrollan fundamentalmente en colaboración con hospitales y centros tanto públicos como privados”.
Y de esos ensayos, más de la mitad (52 por ciento), según datos de la patronal son ya en fases tempranas, que son las que tienen más nivel de complejidad, lo que da idea del salto de calidad que España ha dado en este ámbito en los últimos años.
Respecto a la participación de los centros privados españoles, Arnés ha afirmado que “en los últimos años se ha incrementado de una forma importante el porcentaje de ensayos clínicos que cuentan con la participación de algún centro privado, y que asciende ya al 48,5 por ciento, frente al 36,4 por ciento de hace una década”.
Con todos estos datos puestos sobre la mesa, Arnés hizo referencia al “círculo virtuoso” que los ensayos clínicos generan y que se traduce, dijo, en un retorno inmediato para la sanidad española: ”atraen inversiones económicas para los centros sanitarios y ahorros; aportan reputación y experiencia a los profesionales sanitarios, que suman su labor investigadora a la asistencial y generan una nueva esperanza para los pacientes, que, gracias a los ensayos, pueden tener acceso de forma temprana a los tratamientos de vanguardia”, expuso.
Por ello, Arnés considera que estos datos no hacen más que presentar una oportunidad “histórica” para España. “El trabajo realizado en los últimos años nos coloca en situación de privilegio para llegar a ser uno de los líderes mundiales en este ámbito”, confesó.
Por su parte, Jordi Martí, presidente de Asebio, consideró necesario que “la I+D y la innovación se sitúen en el centro del debate público”. Para ello, puntualizó, es absolutamente necesario “que la población general entienda y valore el impacto de la innovación en su vida. Un impacto que es real y profundo, más aún en un sector como el de la salud, donde se ha producido un incremento espectacular de la esperanza y la calidad de vida gracias a la innovación que ha permitido aportar soluciones efectivas y esperanza a los pacientes y la sociedad”. Por ello, puntualizó, “es fundamental que apostemos por políticas impulsoras de la I+D y la innovación con una visión a largo plazo desacoplada de los ciclos políticos y económicos; un marco de incentivos adecuado de protección de la propiedad industrial y de promoción de la inversión; e impulsemos la colaboración público-privada”.
Transformación digital
Desde Fenin, su secretaria general Margarita Alfonsel, recordó el papel fundamental que en estos momentos juega la transformación digital, “ya que es un hecho que compete a todos los actores que operan en el ámbito de la salud pública y privada”. La nueva oleada de disrupción tecnológica, explicó, “viene a definir un nuevo concepto de salud inteligente o smart health que va a ayudar a cambiar el modelo de atención y de cómo las soluciones tecnológicas van a mejorar la forma de prestar los servicios de salud, de manera más rápida, más personalizada, con mejores resultados en salud”.
Asimismo, remarcó dos aspectos fundamentales que han de considerarse: “Hablamos del paciente y hablamos del papel de la tecnología, ambos claves en el abordaje del diseño de los nuevos sistemas de salud ante un mundo en el que las necesidades son y serán distintas, teniendo en cuenta además factores como el envejecimiento de la población, la cronicidad de las enfermedades, etc”, puntualizó.