La industria farmacéutica está dando pasos adelante en lo que a estrategias digitales se refiere, pero aún existen importantes retos a la hora de ejecutarlas con éxito. En este sentido, el informe ‘Disconnected Pharma’, elaborado por Graphite Digital, muestra que los equipos tienen dificultades para medir el impacto de las soluciones digitales, lo que limita las posibilidades de mejora continua. “Aunque muchas compañías tienen grandes planes para la disrupción digital, estos se están viendo alterados por las limitaciones monetarias”, precisa el documento.

Basado en 100 entrevistas con directivos farmacéuticos de Estados Unidos y Europa, el informe concluye que los presupuestos limitados son el mayor obstáculo para una transformación digital más profunda en todo el sector. El 36 por ciento de los altos directivos entrevistados citaron la financiación interna inadecuada como el obstáculo más importante para la adopción digital, a pesar de que la encuesta reveló que algo más de la mitad de las compañías tienen previsto aumentar su gasto en digital en los próximos años.

El documento menciona que “quizá una de las principales razones de que los presupuestos sean más reducidos de lo necesario sea la desconexión entre los equipos digitales y la alta dirección en cuanto a la forma de medir el éxito”. En este sentido, casi dos tercios de los encuestados afirmaron que las métricas digitales que están siguiendo no se alinean con los indicadores clave de rendimiento (KPIs, por sus siglas en inglés) estratégicos más amplios de sus empresas, y casi la mitad dijo que esas métricas a menudo se centran demasiado en las ganancias a corto plazo, en lugar de en el éxito a largo plazo.

Los altos niveles de inversión en la participación digital del personal sanitario y los pacientes en los años posteriores a la pandemia representan un cambio significativo en las prioridades. Pero el sector también está evolucionando en cuanto a quién considera que es el cliente final. Dado que los pacientes están cada vez más informados y capacitados en lo que respecta a su salud, con más poder de decisión e influencia sobre los tratamientos que siguen, las organizaciones se centran más en la participación digital de los pacientes y en las herramientas de salud digital que en la participación de los profesionales sanitarios, que fue el área de mayor interés para sólo el 12 por ciento de los encuestados.

A menudo, para obtener más presupuesto es necesario que los directivos y gestores de proyectos demuestren el rendimiento de la inversión o la prueba de concepto, lo que significa encontrar formas de cuantificar el éxito de proyectos que a menudo tardan años en ofrecer resultados tangibles”, afirma Rob Verheul, director general de Graphite. “Es fundamental gestionar las expectativas de los hitos y lo que parece el éxito cuando se trata de proyectos digitales a largo plazo y el desarrollo de productos, especialmente cuando se busca generar confianza y asegurar financiación adicional”, añade.

De cara a los próximos cinco años, los mayores obstáculos para la innovación en todo el sector son la seguridad de los datos, los marcos normativos y la colaboración. Tanto es así que el 37 por ciento de los encuestados afirma que la seguridad y la privacidad de los datos serán cruciales para la disrupción digital, y el 20 por ciento destaca la necesidad de asociaciones de colaboración. En definitiva, este estudio pone de manifiesto la necesidad de una mayor conexión en el sector farmacéutico para mejorar el impacto de las soluciones digitales y garantizar el cumplimiento de los objetivos empresariales y de los clientes.

Incorporación de la IA

El campo de la Inteligencia Artificial (IA) se está desarrollando rápidamente y las compañías farmacéuticas la utilizan cada vez más en la investigación, el desarrollo y el seguimiento de los medicamentos. Por esta razón, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) y los Directores de las Agencias de Medicamentos (HMA, por sus siglas en inglés) publican un plan de trabajo sobre Inteligencia Artificial (IA) hasta 2028, en el que establecen una estrategia de colaboración y coordinación para maximizar los beneficios de la IA para las partes interesadas, a la vez que se gestionan los riesgos.

Dicho plan, aprobado por el Consejo de Administración de la EMA en diciembre, se centra en cuatro dimensiones clave: orientación, política y apoyo a los productos; herramientas y tecnología de la IA; colaboración y formación; y experimentación. En primer lugar, buscará el el apoyo continuo a los productos en desarrollo, así como en la elaboración y evaluación de orientaciones adecuadas para el uso de la IA en el ciclo de vida de un medicamento. Además, en 2024 comenzarán los preparativos para apoyar la aplicación de la Ley de IA de la UE. En este sentido, el uso de la IA requerirá un seguimiento constante, tanto del impacto de la IA como de la aparición de nuevos sistemas y enfoques, por lo que se creará un observatorio.

La IA y otras formas de tecnología emergente tienen el potencial de agilizar los procesos administrativos y asistenciales de los proveedores de atención médica. En 2023, la IA Generativa (GenAI), es decir, aquella que se genera de contenido original a partir de los datos existentes, surgió como un asunto candente para los sistemas sanitarios y para la industria farmacéutica. Muchas compañías están buscando asociaciones o utilizando servicios de GenAI de empresas tecnológicas para aplicarla a sus productos. Sin embargo, el paso de la IA a la GenAI está todavía en sus primeras etapas y se estima que sólo el 5 por ciento de ellas están desplegando modelos de GenAI. Así lo recogió otro informe elaborado por Evaluate Pharma.

Otra de las dificultades es alcanzar la automatización completa de tareas, aunque los sistemas Human-in-the-Loop permiten a la GenAI complementar la infraestructura existente. Pero también existen preocupaciones en torno a su uso. Para hacer frente a estas inquietudes, los gobiernos están dando forma a la regulación, que se antoja como fundamental para garantizar que se utilice de forma segura y beneficiosa, pero tendrá un profundo impacto en su uso en la asistencia sanitaria. En la Unión Europea, ya han redactado una normativa cuya aprobación está prevista para finales de 2023. Esta clasifica los sistemas de IA en cuatro categorías de riesgo e impone requisitos estrictos a los sistemas de alto riesgo, como los utilizados en la asistencia sanitaria.


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