La crisis de la COVID-19 ha puesto a prueba a los sistemas sanitarios de toda Europa. En los últimos meses los estados han podido observar las fortalezas y debilidades de sus sistemas, pero también han podido observar la generosidad y entrega de todos los agentes que conforman este sector. Ahora, cuando el continente afronta los rebrotes y se vislumbra una posible segunda ola del virus es momento de pensar hacia donde deben dirigirse los nuevos sistemas sanitarios europeos. O al menos eso es lo que plantea la patronal de la industria farmacéutica europea, Efpia, que insta a los países a reconstruir las economías al tiempo que se implemente una ambiciosa agenda de reformas para los sistemas sanitarios.
Y es que, volver al ‘statu quo’, según la patronal, no sería una opción adecuada ni realista. “Esta reflexión debe ser abierta y con visión de futuro e involucrar a todas las partes interesadas y responsables políticos a nivel regional, nacional y de toda la Unión Europea”. Así, La Efpia y sus miembros esperan reunirse con las partes interesadas y los responsables políticos tanto a nivel europeo como nacional, incluso dentro de la Coalición de Salud de la UE, para discutir cómo mejorar la resiliencia, la capacidad de respuesta y la preparación de los sistemas de salud, y también ver cómo la industria farmacéutica puede contribuir a este esfuerzo. De cara a esta reconstrucción sanitaria, la patronal plantea una serie de asuntos que consideran urgente abordar.
El valor social y económico de la salud
La COVID-19 ha demostrado claramente el vínculo entre la salud y el bienestar de las sociedades y economías. “Muestra que la falta de inversión en los sistemas de salud, mientras se ahorra dinero a corto plazo, puede tener efectos devastadores en la economía y la sociedad a largo plazo”, explican desde la organización. Además, recuerdan la necesidad de impulsar inversiones para reducir las desigualdades en salud que aún persisten tanto dentro como entre los países de Europa, y que, dicen, se ven agravadas por esta crisis sanitaria. “Debemos de una vez por todas dejar de considerar el gasto en salud como un coste y, en cambio, verlo como una inversión para nuestras sociedades, y evitar que los presupuestos de salud se recorten como consecuencia de la recesión económica provocada por las medidas de contención de la COVID-19″, asevera la Efpia. Además, la gestión de la crisis pandémica ha provocado, puntualizan, una demanda reprimida de asistencia sanitaria para otros grupos de pacientes que debe satisfacerse con urgencia.
Pero la crisis también ha arrojado luz sobre las consecuencias de confundir los ahorros de costes a corto plazo con las ganancias de eficiencia a través de un mejor diseño de la prestación de atención. Por ejemplo, argumenta la asociación, “la reducción de la fuerza laboral y la deserción implícita en la prestación de servicios han dejado a algunos países mal equipados para hacer frente al aumento de la demanda de atención médica”. Por ello, la patronal demanda un debate público abierto sobre las necesidades y expectativas de la sociedad con respecto al gasto en salud.
Solidaridad y capacidades europeas
“Las enfermedades infecciosas no conocen fronteras y, en una Europa estrechamente integrada, debemos abordar las amenazas para la salud y otros problemas sanitarios importantes sobre la base de una estrecha colaboración y un objetivo común”, explica la Efpia. Para ello, prosigue, “se necesita más solidaridad para ayudar a todos los Estados miembros a fortalecer sus sistemas de salud y sus capacidades de salud pública con el fin de lograr una preparación común, así como un acceso equitativo a la atención médica y resultados comparables para los pacientes”.

Un aspecto importante para la patronal es lograr una mayor colaboración en la organización de la prestación de asistencia sanitaria entre países, incluso mediante el tratamiento de pacientes entre los estados y el aumento de la movilidad de los profesionales sanitarios. Fundamentalmente, señalan, “la UE necesita capacidades reforzadas para monitorizar y evaluar las demandas y capacidades sanitarias nacionales y regionales, a través del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) u otra estructura de la UE, con el fin de informar mejor el suministro de medicamentos y medicamentos esenciales. equipos y otros recursos sanitarios”. Y es que la industria europea se muestra convencida de que esto reforzaría la resiliencia de todos los sistemas sanitarios de Europa.
Marcos presupuestarios integrados y uso eficiente de recursos
Los sistemas nacionales de salud europeos operan con presupuestos anuales en los que el valor y los beneficios a largo plazo de las inversiones realizadas no se evalúan ni se consideran. Y precisamente esta crisis supone una oportunidad, según la Efpia, para diseñar una nueva forma de financiar los sistemas de salud basada en un presupuesto integrado, que incluya tanto la atención sanitaria como la social, que también brinde los incentivos adecuados para las inversiones directas en servicios y tecnologías que aporten beneficios a largo plazo. Este enfoque integrado, consideran desde la patronal, permitiría un mayor aprovechamiento de las inversiones y haría que los sistemas de salud fueran más resistentes y más ágiles para responder a las necesidades de las personas y a las conmociones externas.
“Los instrumentos de financiamiento integrados y de largo plazo también crearían incentivos para la prevención y prácticas e intervenciones innovadoras que liberan recursos en otras partes del sistema, pero que son difíciles de justificar bajo un proceso presupuestario anual”, añaden desde la Efpia.
Infraestructura europea de datos sanitarios y salud digital
La digitalización y las nuevas tecnologías han jugado un papel clave durante esta crisis sanitaria, permitiendo mantener una asistencia sanitaria online y ofreciendo la oportunidad de compartir datos de forma interactiva entre centros sanitarios, regiones o estados. De hecho, la Efpia considera que una vez que termine la pandemia, las soluciones de salud digital tendrán el potencial de liberar recursos en los sistemas de salud, haciéndolos más resilientes. Además mejorará el acceso a asesoramiento de expertos a través de consultas remotas y aportará soluciones más centradas en el paciente donde las personas pueden recibir atención en sus propios hogares, así como modelos nuevos y más eficientes para la investigación clínica. Sin embargo, la patronal advierte que el despliegue de herramientas e infraestructura de salud digital todavía está fragmentado en toda Europa, a veces, señalan, debido a la falta de claridad con respecto a los marcos regulatorios o al reembolso.
Además, la crisis del COVID-19 ha mostrado la importancia de compartir datos de alta calidad para el análisis y la toma de decisiones. La capacidad de acceder rápidamente a datos comparables y en tiempo real sobre cómo los pacientes y las poblaciones se ven afectados por la enfermedad, y sobre la eficacia de diferentes medidas y tratamientos de salud pública, ha sido y es de crucial importancia. Pero la crisis también ha puesto de relieve algunas de las debilidades actuales en este sentido. Un ejemplo de ello, según la Efpia, es la dificultad actual para comparar datos de mortalidad entre países.

Por ello, la patronal de la industria europea considera que la UE debe tomar la iniciativa para impulsar la estandarización de la calidad, la recopilación y la interoperabilidad de los datos sanitarios, invertir en registros sanitarios electrónicos nacionales pero interoperables y acelerar la creación de un espacio europeo de datos sanitarios con un marco de gobernanza claro para el acceso a los datos, incluso para uso secundario para investigación. De hecho, recuerdan que la Red Europea de Datos y Evidencia de Salud, creada a través de la Iniciativa de Medicamentos Innovadores, ya está demostrando cómo un enfoque federado puede permitir un análisis rápido de grandes conjuntos de datos. La UE, argumenta la Efpia, “también debería crear una capacidad europea para analizar los datos sanitarios para la evaluación de riesgos, el seguimiento, las proyecciones y la evaluación del rendimiento basándose en resultados de salud relevantes para las personas y los pacientes”. En este sentido, consideran muy relevante la recomendación de la Coalición de Salud de la UE de crear un Instituto Europeo de Datos Sanitarios. Y es que una inversión ambiciosa y concertada en una infraestructura europea de datos de salud “no solo sentaría las bases para sistemas de salud más resilientes y receptivos, sino que también desempeñaría un papel importante en la recuperación de Europa después de la crisis”.
Luchar contra la desinformación
Desde el inicio de la crisis sanitaria el interés de la sociedad por obtener información sobre el virus y la evolución de la pandemia ha sido creciente. Sin embargo, esta alta demanda se ha traducido también en la generación de información sin evidencia, o las tan famosas fakenews. Por ello, la patronal llama a todo el territorio europeo a realizar esfuerzos más concertados para mejorar la alfabetización sanitaria y combatir la desinformación.