España sigue dando pasos adelante para consolidar su posición de liderazgo en ensayos clínicos en los escenarios europeo e internacional. En este sentido, la industria farmacéutica, junto a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), institutos de investigación sanitaria acreditados por el Carlos III y más de 50 profesionales en representación de todas las comunidades autónomas, sociedades científicas de AP, entidades y organizaciones de pacientes, ha delineado un nuevo y ambicioso plan de actuación para impulsar la investigación clínica en el ámbito de la Atención Primaria (AP) en España. Se trata de la ‘Guía de recomendaciones de buenas prácticas para el fomento de la investigación clínica en Atención Primaria’, impulsada por Farmaindustria, y que, después de un año, ya ha identificado iniciativas de éxito en diferentes comunidades autónomas.

Durante la presentación del Plan de Actuación para 2025, enmarcado dentro de la II ‘Jornada Nacional de Investigación Clínica en Atención Primaria (AP)’, organizada por la patronal de la industria farmacéutica española, se ha puesto de manifiesto que este proyecto, que ya ha demostrado un progreso notable en 2023, busca ampliar significativamente la colaboración y digitalización de datos, fortaleciendo así la infraestructura de investigación en todo el país. De este modo, los expertos que participan en él consideran que la AP es clave para ampliar el alcance y la efectividad de la medicina de precisión en el Sistema Nacional de Salud (SNS).

España cuenta en la actualidad con más de 4.000 estudios en marcha, de los cuales ocho de cada diez están promovidos por la industria farmacéutica, y unos 170.000 pacientes participando en alguno. Esta situación facilita que los pacientes accedan a tratamientos en investigación de forma temprana, cuando, en muchos casos, es la única opción para paliar su enfermedad o mejorar su calidad de vida. Por tanto, el primer objetivo del plan es visibilizar los progresos ya obtenidos, tal y como ha explicado Bárbara Piney, de Johnson & Johnson, quien ha señalado que “una prioridad es centralizar y comunicar los avances logrados para que cada comunidad autónoma comparta sus estrategias, y así crear una memoria que recoja el impacto de la digitalización y el uso de datos de vida real en los estudios clínicos”.

Otro de los ejes de este plan es la creación de un centro específico de investigación clínica en AP. En este sentido, José Luis González, de Fundesalud, ha destacado que contar con este centro permitirá optimizar los recursos y mejorar la coordinación de los ensayos clínicos. Del mismo modo, ha remarcado que el centro actuará como núcleo de referencia para coordinar estos proyectos y fortalecer el mapa e la actividad clínica en España.

A su vez, Mercedes Luz, de AstraZeneca, ha subrayado la importancia de impulsar la identificación de ensayos clínicos en AP en el marco del Registro Español de Estudios Clínicos (REEC) para aumentar la transparencia y alcance de los estudios en AP. En este contexto, Luz ha señalado que el proyecto Cohorte IMpaCT, con una cohorte de más de 200.000 pacientes, analizará factores sociales, biológicos y epidemiológicos en las enfermedades más relevantes de los últimos 20 años, buscando así aplicar la medicina de precisión y personalizar los tratamientos.

En el marco de este proyecto, Núria Bascuñana, de Novartis, también ha destacado la necesidad de capacitar a los profesionales de AP en investigación clínica. Para ello, ha anunciado la creación de un programa de formación dirigido a todos los perfiles que integran los equipos de AP, incluyendo al personal en formación sanitaria especializada y a pacientes. Según Silvia Corretgé, de Boehringer Ingelheim, esta formación promoverá una mayor equidad y eficacia en los ensayos clínicos, admitiendo que “hay casos de éxito en los que somos capaces de hacer ensayos clínicos con nuevos medicamentos no aprobados en la AP”

Para que esta estrategia sea efectiva, Emilia Provenzano, de Novo Nordisk, ha destacado la importancia de contar con una red de apoyo sólida y una infraestructura adecuada. “El plan contempla la creación de canales de comunicación con grupos de expertos y el desarrollo de un mapeo de intereses en AP para asesorar a las comunidades autónomas en la solicitud de fondos y la creación de nuevas áreas de investigación”, ha concluido.


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