Marta Riesgo Wavre (Bélgica) | viernes, 31 de marzo de 2017 h |


La compañía llama a una mayor reconciliación entre las prioridades de los financiadores y las del mundo médico



La farmacéutica trabaja en la construcción de un centro de producción en Alemania que espera esté listo en 2020


La apuesta de la compañía GSK en vacunas es clara. La farmacéutica inglesa busca posicionarse de una manera clara en este área, donde cuenta con un prometedor pipeline con 14 vacunas candidatas en las diferentes fases de desarrollo clínico. Así lo aseguró Philippe Denoel, director de I+D externo de vacunas de la compañía durante un encuentro organizado por la farmacéutica en su centro de producción de vacunas en Wavre, Bélgica. Actualmente, la compañía se encuentra en la fase II de desarrollo para vacunas prometedoras para el ébola, VIH o hepatitis C.

Y es que la farmacéutica cuenta actualmente con un equipo de 2.000 científicos dedicados a avanzar en los tres centros de I+D en Rockville (EE.UU), Rixensart (Bélgica) y Siena (Italia). “Hace dos años decidimos reorganizar nuestro departamento de investigación y desarrollo en estos tres centros, buscamos una organización ágil y flexible capaz de reaccionar de forma rápida a las necesidades de la población”. Una muestra de ello ha sido el avance realizado en los últimos años en el desarrollo de la vacuna contra el Ébola, que se encuentra actualmente en Fase II de desarrollo.

Pero, además de la estructura propia, Denoel, destacó los 180 acuerdos en materia de investigación y desarrollo alcanzados por la compañía. “No hay vacunas que no cuenten con una colaboración científica que la respalde. Actualmente trabajamos estrechamente con expertos externos que tienen mucho por aportar y esta es la única forma de trabajar en este sector”. El proceso de desarrollo de estos fármacos es complejo, con un tiempo medio que oscila entre los 10 o 15 años y que supera los 1.500 millones de euros de inversión. “Hay casos que superan la media, como el desarrollo de la vacuna contra la malaria, que alcanzó los 30 años, al ser un patógeno muy complejo”.

En este campo, el director de I+D externo de vacunas de GSK destacó varios objetivos claros para poder avanzar. En este sentido, apuntó a la necesidad de una mayor reconciliación entre las prioridades de los financiadores y las del mundo médico, para poder trabajar de forma mas efectiva en la comprensión de los patógenos y de la enfermedad. Bajo su punto de vista, esto es algo “que la industria no puede realizar sola, sino con la colaboración de todos los agentes del sector”. Por otro lado, Denoel, explicó que otro de los retos a los que se enfrentan es el del desarrollo de las nuevas tecnologías. “Existen avances pero es necesario profundizar en la aplicación de la misma para una mayor comprensión de la enfermedad”.

Mirando a oncología

Uno de los campos donde la compañía busca focalizar sus esfuerzos investigadores es en el desarrollo de posibles vacunas para enfermedades en el campo de la oncología, como puede ser el cáncer de mama, colorrectal o de próstata. “La idea es desarrollar vacunas que ataquen las células turmorales, pero es un avance muy complicado. Necesitamos trabajar para que el sistema inmunológico localice la célula cancerosa. Hemos identificado los receptores pero lo difícil es inducir una respuesta inmunológica para luchar contra esas células”. No obstante, Denoel reconoció que este es un objetivo que los investigadores se marcan a largo plazo y que, de desarrollarse, esta vacuna tendría que ser aplicada junto a otros tratamientos específicos.

Producción compleja

Una vez que la vacuna ya cuenta con la aprobación de las autoridades, la compañía se enfrenta al reto de la producción. Y es que los tiempos de fabricación pueden alcanzar los 24 meses, tal y como explicó, Clive Blatchford, vicepresidente de calidad de vacunas de GSK. “El entorno que rodea a las vacunas es complicado; no es fácil desarrollarlas, llevarlas al mercado y asegurar su suministro”. Actualmente la compañía cuenta con 13 centros de producción en funcionamiento y recientemente ha anunciado la inversión de 162 millones de euros para la creación de un nuevo centro en Marburgo, Alemania, que se prevé esté listo para producir en 2020 y que pueda aumentar la capacidad de producción de la compañía ante el aumento de la demanda.

Con estos esfuerzos, GSK espera poder trabajar de forma más intensa para evitar posibles problemas de abastecimiento, como sucedió en España con su vacuna Bexsero. “El problema es que, cuando hay una gran demanda, tenemos que producir más con un ciclo muy largo y eso afecta al acceso; pero España no es el único país. Hemos tenido que hacer grandes esfuerzos para poder alcanzar la demanda solicitada”, explicó. De hecho, la compañía aún no se ha abierto a nuevos mercados pues, aseguró, “queremos centrarnos en cubrir los mercados ya abiertos en este momento”.

En cuanto al proceso de producción, Blatchford, explicó los tiempos medios hasta que las vacunas son enviadas para su comercialización. Así explicó que la compañía tarda dos semanas en recibir la materia prima, otras dos para la fabricación y maduración a granel, entre seis y diez meses para el proceso de acoplamiento, llenado, formulación y control de calidad y de seis a 18 semanas para la autorización del lote y su envío.

Por último, Francesca Ceddia, vicepresidenta de Asuntos Médicos Globales del área de vacunas de la compañía, ofreció datos globales de esta unidad de negocio. En este sentido, aseguró que en 2016 los ingresos por las ventas de vacunas alcanzaron los 4.600 millones de libras, un 14 por ciento más que lo registrado en 2015. En total, este área supone el 16 por ciento de los ingresos del grupo y desde GSK se espera que estas cifras sigan aumentando. Así, explicó que han conseguido desarrollar un amplio portfolio, que cuenta con un total de 40 vacunas, para 22 enfermedades y que cubre a todos los espectros de edad.