Una vez superado el periodo más álgido (al menos hasta el momento) de la crisis sanitaria, urge reflexionar sobre las lecciones aprendidas; tmabién, reformular aquellas estrategias o medidas que no han sido del todo útiles. La compañía MSD ha reunido en un encuentro virtual a expertos de diferentes ámbitos para hacer balance y ver en qué aspectos hay margen de mejora.

Primeramente, Julie Gerberding, vicepresidenta ejecutiva y directora de Pacientes de MSD, se mostraba cauta, animando a “seguir trabajando en el control de la pandemia” y, una vez alcanzado este objetivo, “aprender las lecciones que deja para ganar más fortaleza como comunidad internacional”. Esto, añade, pues ser útil para “detectar o prevenir este tipo de crisis y ser capaces de diseñar planes más robustos para mitigarlas”.

En este mismo sentido se expresaba Ricardo Baptista-Leite, miembro del Parlamento portugués y experto en enfermedades infecciosas. “Hemos visto que, desde una perspectiva europea no estamos preparados para dar una respuesta eficaz tan rápidamente; si no nos anticipamos a este tipo de situaciones, no vamos a poder evitar las peores consecuencias y esto conlleva problemas desde diferentes perspectivas”, precisaba. Por ello, bajo su punto de vista, el foco debe ponerse en “ver qué cambios son necesarios para lidiar con amenazas sanitarias futuras, al igual que se hace en otros campos”.

Según Jeffrey Lazarus, jefe de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto de Salud Global de Barcelona, quien trabajó en la OMS, explicaba que “parecía que estábamos preparados”. “Contábamos con planes, tecnología, vacunas que podían hacerse de manera rápida y medidas de control que se pueden aplicar… además, muchas de estas medidas funcionan, pero requieren de voluntad para actuar rápidamente”, indicaba.

Proceso regulatorio

Con la experiencia adquirida, es hora de pasar a la acción y cambiar aquellas partes del engranaje que no funcionaban adecuadamente. Una de ellas, la prioridad que se da a cada problema. “Querría pensar que los gobiernos van a reconocer que la bioseguridad está a la altura de otras amenazas como las relativas a la defensa nacional”, detallaba. Aquí, instaba a “desarrollar medidas para familias de patógenos que puedan aparecer, mejorar la previsión y esperar que las cosas transcurran correctamente y no tener que usar las armas que tengamos a nuestra disposición”. Asimismo, consideraba que “se necesita más apoyo regulatorio, siendo claros con lo que necesitamos; esto puede ser un aprendizaje positivo”.

También se expresaba Lazarus sobre el proceso regulatorio. “Es necesario ver como una agencia da confianza a pesar de que se mueva rápidamente; a veces no ha ocurrido por la gran cantidad de información que se ha ofrecido”, opinaba. Y es que, añadía que “aunque normalmente el proceso de aprobación de una vacuna lleva mucho más tiempo, las revisiones tienen sentido y ha trabajado mucha gente con experiencia en la materia”.

Además, según Baptista-Leite, “es importante transmitir que con las vacunas COVID no se empieza de cero; contábamos con la tecnología para desarrollarlas, que es lo que ha permitido acelerar el proceso”. Para él, hay otros aspectos que es necesario mejorar como “determinados términos en la producción, repensar los pasos de la cadena de suministro o asegurar que todos los países puedan afrontar estos desafíos”. Por otro lado, animaba a “que las compañías sigan invirtiendo para mejorar la preparación de cara al futuro”. Desde la perspectiva política, urgía a mejorar “el esfuerzo coordinador, ya que aunque todos los agentes sabemos que hemos de trabajar juntos, muchas veces no lo hacemos”.

Interdependencia territorial

Sobre esta necesidad de trabajo conjunto hablaba Dolors Montserrat, eurodiputada, miembro de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo (ENVI) y del Comité Especial para Combatir el Cáncer. “Ningún país, ningún sistema sanitario puede enfrentarse solo a la pandemia; esta situación ha puesto de manifiesto el margen de mejora en cuanto a respuesta y las debilidades de cada sistema”, advertía. Por estos motivos, llamaba a tomar ejemplo de aquellas medidas y planes que sí han funcionado. “Con la estrategia de vacunación europea hemos visto que se puede avanzar, conseguir servicios más resilientes; ahora, tenemos que lograr más disponibilidad de los mejores medicamentos, medida incluida en la Estrategia Farmacéutica, en la que también se apuesta por una industria más fuerte en la Unión”.

Montserrat también se refería a la importancia de “invertir más en prevención para no depender de los hospitales en este tipo de crisis; de la misma manera, seguir trabajando en la construcción de una UE4 Health y avanzar en la transformación digital”.

Deepak Khanna, presidente de MSD Europa y Canadá, se refería al impacto derivado de centrar la atención en una afección y desatender otras de gran relevancia. “Hemos visto un impacto en otras enfermedades en diagnóstico y tratamiento; por ello, uno de los puntos en que debemos centrarnos es el de recuperar la confianza de los pacientes, que se sientan seguros para ir a los hospitales, algo que hemos visto en enfermedades como el cáncer”, manifestaba.

Pasado, presente y futuro

Walter Ricciardi, presidente de la Junta de Misiones para el Cáncer de la Comisión Europea y presidente de la Federación Mundial de Asociaciones de Salud Pública, recordaba que hay muchos problemas de salud que no han surgido como consecuencia de la crisis sanitaria. “Antes de la pandemia, ya había varios problemas presentes en salud en Europa, como la inequidad; existen desigualdades muchas veces incluso dentro de un mismo país y este es uno de los desafíos más grandes a abordar”, aseveraba.

Más allá del pasado y el presente, Montserrat ponía la vista en el futuro más cercano. “Después de la COVID viene una pandemia silenciosa, la de la salud mental y las enfermedades crónicas, entre las que se encuentra el cáncer”, especificaba. Por ello, creía fundamental seguir trabajando en la “Estrategia para la Salud de la UE, reforzando la EMA y el ECDC; haciendo los sistemas sanitarios sostenibles y con os pacientes siempre en el centro”. Dentro de esta ecuación, el rol de la UE es, según Montserrat, “tener un sistema más competitivo y garantizar la protección sanitaria de los ciudadanos”.

Si el objetivo es ofrecer protección sanitaria a los ciudadanos, el acceso es un factor crucial. Bettina Ryll, fundadora de Melanoma Patient Network Europe, incidía en que en esta materia “hay mucho margen de crecimiento y hay que hacer los deberes”. Aquí, descargaba cierta responsabilidad de la UE, alegando que “tiene unas autorizaciones de mercado relativamente rápidas, pero hay una gran parte que depende de los países”.

Para concluir, los participantes coincidían en la necesidad de repensar la manera de contar con soluciones para los problemas, con un liderazgo claro y una buena gestión de los recursos, de tal manera que se pueda dar una respuesta más rápida y eficaz ante hipotéticas emergencias sanitarias en el futuro.


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