Las empresas del sector biotecnológico global incrementaron sus inversiones en nuevos tratamientos en 2016, pese al enfriamiento de las expectativas en los mercados de capitales en EE.UU y la UE, la caída de las valoraciones de la industria y la creciente presión ejercida sobre los precios de la innovación por parte de los pagadores. Así se desprende del estudio Biotechnology report 2017: Beyond Borders publicado por Ernst & Young. Sin embargo, según el informe, la facturación de la industria abandonó el año pasado la senda de crecimientos de doble dígito, iniciada en 2014, y el beneficio neto registró un retroceso del 52 por ciento ante el creciente esfuerzo inversor en I+D por parte de las empresas, que se enfrentan a la aparición de nuevos modelos de negocio en la industria.
La citada desaceleración de la facturación situó los ingresos conjuntos de las compañías en 139.400 millones de dólares en 2016, un incremento interanual de sólo el 7 por ciento (frente al 13 por ciento registrado en 2015). No obstante, el beneficio neto de la industria registró una caída del 52 por ciento el año pasado, hasta los 7.900 millones, frente a los 16.600 millones (un 15 por ciento más) registrados en 2015. La financiación obtenida por las empresas del sector también registró un retroceso, en este caso del 27 por ciento (51.100 millones) en el primer descenso sufrido en cuatro años.
Para Silvia Ondategui, socia responsable de Life Sciences de EY, “a nivel global, la industria biotecnológica tiende a la estabilidad, con crecimientos más moderados que en años anteriores pero con una propuesta de valor sólida y con proyectos atractivos; asimismo, veremos alianzas estratégicas interesantes en las que la innovación biomédica se combinará con técnicas de data analytics para aportar un mayor valor al paciente”.
En un entorno marcado por mayores restricciones en el acceso al capital “tradicional”, principalmente por los cambios regulatorios, la incertidumbre respecto a la reforma sanitaria de la Administración Trump y el descenso en el flujo de liquidez desde Asia, los fondos de venture capital se mostraron especialmente activos en las rondas de financiación de las etapas más tempranas de los nuevos players del sector. Estos inversores desembolsaron 3.600 millones de dólares en capital semilla y en rondas de Serie A (las primeras tras el capital semilla).
Ante las dificultades para obtener liquidez de forma tradicional en los mercados de Occidente, las biotecnológicas estudian Asia, y, particularmente, China, como fuentes alternativas de financiación. El sector también se está apoyando de manera más activa en la búsqueda de recursos adicionales del denominado como ‘capital innovación’, destinado a empresas con ingresos inferiores a los 500 millones de dólares.
Inversión en I+D
Por otro lado, la inversión de las compañías de la industria en I+D aumentó un 12 por ciento y alcanzó un nuevo récord histórico de 45.700 millones de dólares en 2016. A pesar de este esfuerzo inversor, las dudas sobre la capacidad de las empresas para rentabilizar sus innovaciones, unidas a la caída en la aprobación de nuevos medicamentos (en el caso de EE.UU, un 51 por ciento menos) y la incertidumbre sobre el futuro del mercado, redujeron la capitalización bursátil de las empresas biotecnológicas hasta los 863.000 millones, un 17 por ciento menos. Es la primera vez que el valor de la industria cae por debajo del billón en los últimos tres años. Sólo en EE.UU, 29 compañías perdieron cada una más de 1.000 millones en el mercado.
La actividad en el segmento de fusiones y adquisiciones se mantuvo fuerte, con 79 operaciones por valor de 94.400 millones de dólares. Estas cifras representan un descenso interanual del 12 por ciento en el número de transacciones, frente a las 89 registradas en 2015, y son inferiores a los más de 100.00 millones que movió el negocio de fusiones y adquisiciones el año anterior. No obstante, 2015 fue un año de récord para las operaciones corporativas en la industria biotecnológica y 2016 representa la segunda mejor cifra de la historia.