El paso de los años deja marcas. Unas en forma de experiencias y lecciones y otras que se materializan y se hacen visibles en el cuerpo. Estas últimas son conocidas como envejecimiento y son, para muchos, una de las marcas más preocupantes que puede dejar el tiempo. Para expertos como Manuel Serrano, profesor en el Institute for Research in Biomedicine de Barcelona o para María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigación del Cáncer, quienes opinan que no se trata de una enfermedad, pero sí la causa de ellas.

Así lo lo aseguraron durante la XL Lección Memorial Fernández-Cruz el pasado lunes, 15 de noviembre, junto a otros expertos que también acudieron al evento. En este foro, el profesor Arturo Fernández-Cruz se refirió al envejecimiento como “un proceso derivado de una desregulación genética que se puede tratar y corregir”. Por ello, Fernández-Cruz lanzó a los ponentes una cuestión: ¿Cómo podemos frenar o revertir este proceso?

Por su parte, Manuel Serrano defendió los senolíticos como las herramientas disponibles capaces de revertir la “inflamación estéril” inducida por la presencia de células senescentes en el proceso de envejecer.

Mientras, María Blasco razonó que cuando las células mueren, se acortan las estructuras que protegen los cromosomas llamados telómeros, causantes de la aceleración o retraso del envejecimiento. Cuando estos mecanismos de reparación del ADN ya no funcionan, “la única manera de reparar esto es activar una enzima llamada telomerasa, que los podría hacer más largos”. No obstante, esto no es un proceso que se dé de forma natural, por lo que “habría que forzarlos a través de una terapia”.

En la actualidad, la experta trabaja en en esta activación de la enzima telomerasa. Un logro que ha conseguido con experimentación animal y que ahora pretende conseguirlo en humanos, lo que conllevaría a un aumento de la esperanza de vida sin enfermedades.

Aunque la directora del Centro Nacional de Investigación del Cáncer abordase el envejecimiento desde los telómeros, concluyó que la epigenética tiene todavía más peso dentro de este concepto.

Epigenética, lo que nos hace diferentes

Tras la intervención del decano Javier Arias, patrono de la Fundación, se hizo entrega del XL Premio Fernández-Cruz a Manel Esteller, Catedrático de Genética de la Universidad de Barcelona y director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras (IJC), Barcelona, que dio las gracias por este reconocimiento a través de una reflexión: “Los premios hacen que, aunque sea por un día, nada más, los medios hablen sobre la investigación y que pongan el foco sobre la ciencia“.

Y, acto seguido Esteller hizo, puso el foco en la epigenética dentro del área de la salud y la enfermedad. Se refirió a ella como aquello que está por encima de la genética, la actividad del genoma que no está escrita en la secuencia del ADN, y por la cual cada persona es diferente. “Determina desde la pigmentación de la piel y el gusto inclinado por lo dulce o lo salado, hasta la distinta penetración y respuesta ante las enfermedades”.

Esteller utilizó este último aspecto para explicar lo que había ocurrido durante la pandemia: “No se entendía por qué había un gran número de casos COVID y tan pocas personas en las Unidades de Cuidados Intensivos”.

Según el premiado, los expertos realizaron un estudio con más de 400 personas para intentar comprender mejor esta situación. Y, después de hacer una “foto”, se dieron cuenta de que existía una firma. Se trataban de personas con variaciones epigenéticas que las hacían más sensibles a sufrir una COVID-19 con asistencia respiratoria.

“Tenían unos genes que les hacían tener una respuesta inmune exacerbada. Además, era gente aparentemente sana, pero que no lo eran. Tenían otros genes relacionados con el metabolismo, con una tendencia a diabetes tipo 2, por ejemplo”.

Manel Esteller, Catedrático de Genética de la Universidad de Barcelona y director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras (IJC), Barcelona

Ante este ejemplo, Esteller ilustró con los estudios de su laboratorio cómo la mayoría de procesos como la obesidad, la diabetes, el cáncer, la esquizofrenia y enfermedades degenerativas, como el párkinson y el alzhéimer, no son más que la expresión del daño en el epigenoma.

Por otro lado, Esteller expuso la epigenética dentro del área oncológica como una nueva modalidad con la que poder identificar a los pacientes que mejor responden a un tipo de fármaco. De esta manera, además de proporcionarles una mejor calidad de vida, se ahorraría una gran cantidad de dinero.

La idea es que haya patrones epigenómicos que te sugieran cuál es el fármaco específico para ese paciente. Hay dos terapias para el cáncer. La convencional, en función del estadio del paciente, del tumor. Y otra, la que queremos seguir, que es más personalizada en función de las características moleculares del tumor”.

Pandemias no COVID-19

La COVID-19 ha acaparado varios aspectos de la salud en el último año. Desde la tos como síntoma más habitual de la enfermedad, hasta el uso de la mascarilla para evitar su contagio. Pero la palabra que más se ha asociado con el SARS-CoV-2 ha sido el concepto de ‘pandemia’. Teniendo en cuenta el contexto actual, cuando se habla de pandemia es inevitable pensar en el coronavirus.

No obstante, los expertos la llevan utilizando desde hace varios años atrás para referirse a otras enfermedades que no dejan de crecer y afectar a grandes partes de la población. Y, a día de hoy, sigue pasando.

La obesidad y la diabetes, explicó el profesor Felipe Casanueva, catedrático de Endocrinología de la Universidad de Santiago, son dos de ellas. Y, además, de las más afectadas por la COVID-19.

“La obesidad es un problema en todo el mundo. Afecta a ocho millones y medio de compatriotas adultos, sin contar con las cifras de niños afectados. La obesidad es un asesino silencioso que acorta la esperanza de vida entre 4 y 10 años”.

Felipe Casanueva, catedrático de Endocrinología de la Universidad de Santiago

Esta enfermedad puede desembocar además en otras enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, siendo además la primera causa de diabetes tipo 2. De igual forma, es responsable de la aparición del cáncer. De 11 tipos, en concreto, según Casanueva.

Hasta el momento, no se había relacionado la obesidad con enfermedades infecciosas, pero con la llegada de la COVID-19, esto ha cambiado.

“La obesidad es, en este momento, una causa muy importante de enfermedades infecciosas. Nunca había pensado que podía tener un papel en esto, aunque todavía no sabemos el por qué”.

Cien años de avances diabéticos

Este año, la Fundación Fernández-Cruz, además de celebrar el 40 aniversario de su creación, también conmemoró el centenario del descubrimiento de la insulina.

Clotilde Vázquez, jefe del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Diaz (FJD), rememoró durante su ponencia cómo hace relativamente poco supimos del estudio de Empagliflozina en la insuficiencia cardiaca con fracción de eyección conservada.

“Desde la aparición de estos grupos de fármacos, el primero de ellos, en los análogos de GLP-1 en la saliva de un lagarto de Arizona, sólo hemos encontrado hallazgos positivos en el tratamiento de esa enfermedad”.

Clotilde Vázquez, jefe del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Diaz (FJD)

“Tan compleja -añadió Vázquez-, fenotípicamente tan diferente. Esa enfermedad sistémica, que tiene tanto aumento de la morbimortalidad como es la diabetes tipo 2”.

Entre algunos de los avances que destacó la experta, se encontraron tanto los inhibidores SGTL2 como los análogos de GLP-1.

“Han demostrado con una evidencia científica máxima que mejoran todos los outcomes de la enfermedad cardiovascular y que protegen el riñón. Algo que no se había conseguido hasta ahora“.

El riesgo cardiovascular que no deja de crecer

En palabras de Vivencio Barrios, cardiólogo del Hospital Ramón y Cajal, la insuficiencia cardiaca crece y sigue creciendo. Sin embargo, se mostró entusiasmado ante lo que calificó como “dos familias espectaculares que nos han cambiado el paradigma de la insuficiencia cardiaca”, refiriéndose a los inhibidores SGTL2 y los inhibidores de la Nyprilisina presentes.

Por esta misma vía, José Tuñón, jefe del Servicio de Cardiología de la FJD, presentó el uso de alirocumab en síndrome coronario agudo como un tratamiento que presenta una menor asociación de mortalidad. Un dato que “no se había observado con otro medicamento para reducir los lípidos en los últimos 16 años”, así como otras conclusiones relacionadas con los niveles de PCSK9i.

“Disminuyen eventos cardiovasculares mayores en prevención secundaria. Los pacientes que tienen un alto riesgo cardiovascular son los que parecen obtener más beneficio de los inhibidores de PCSK9i“, expuso.

En esta mesa también participó el profesor Jesús Egido, catedrático de la FJD, con la presentación de los estudios CANTOS (canakinumab), COLOCOT y LoDoCo 2 (Colchicine), que, como explicó, han mostrado la importancia de inhibir la inflamación de la enfermedad cardiovascular.

Es posible que inhibidores más potentes del inflamasoma del NLRP3 puedan proporcionarnos datos muy importantes para el futuro. Mientras tanto, creo que Colchicine es un fármaco prometedor para bajar la inflamación vascular en pacientes con enfermedades coronarias”.

40 aniversario del SIDA

A la celebración del aniversario de la fundación y de la insulina, también se le unió la de los 40 años que cumple este 2021 el primer paciente diagnosticado con SIDA.

El primer ponente de esta tercera mesa fue el profesor Paul E Sax, del Hospital Brigham&Women’s de Boston y profesor de la Universidad de Harvard, quien hizo una revisión de los años de evolución, desde los primeros casos diagnosticados de infección VIH hasta la actualidad.

Sax recordó su experiencia personal, cuando se trataba de una enfermedad incurable con un pronóstico inevitablemente mortal de dos años y cuando recibió a su primer paciente con esta infección.

“En 1984, cuando era estudiante de medicina, ingresó un profesor de arte llamado Robert, de 34 años, con dolor abdominal y diarrea. Al principio no nos dejaba hacerle las pruebas del VIH, pero finalmente accedió para entrar en fases experimentales. Aunque mejoró, dos meses después falleció por complicaciones de la enfermedad”

Paul E Sax, del Hospital Brigham&Women´s de Boston y profesor de la Universidad de Harvard

El profesor también presentó el progreso en la investigación en fármacos antirretrovirales, desde los primeros ensayos clínicos con AZT, que “ofrecieron resultados inicialmente esperanzadores”, hasta los resultados de los ensayos con inhibidores de proteasa, en combinaciones de terapias llamadas de alta actividad. 

“Estos ensayos, publicados en el Congreso de Vancouver en 1996, confirmaron la eficacia de los tratamientos actuales”, prosiguió Sax.

Por otra parte, la intervención de Oskar Ayerdi del Centro Sandoval/Hospital Clínico San Carlos, trató sobre la experiencia de un año del uso de profilaxis preexposición (PreP) en su centro, pionero en Madrid. Ayerdi expuso su experiencia con más de 2.000 personas en PrEP y su “gran beneficio preventivo en la reducción de la infección por VIH”. Del mismo modo, también habló sobre el riesgo asociado de incremento de las infecciones de transmisión sexual (ITS) y la necesidad de ofrecer una estrategia completa de prevención no sólo del VIH, sino también de las ITS.

Al experto se le sumó Kathleen Squires, del laboratorio MSD desde New Jersey, quien ofreció de forma telemática información sobre el papel del fármaco islatravir como alternativa para la prevención y tratamiento de la infección VIH.

“Este fármaco posee como hechos distintivos una mecanismo de acción novedoso (inhibidor de la traslocación) y una farmacocinética muy favorable. Esto permite su administración, tanto por vía oral como parenteral, y con una dosificación una vez a la semana o como tratamiento una vez al mes como estrategia de PrEP”, detalló Squires. 

VIH: ¿A las puertas de su curación?

La última mesa de la jornada estuvo dedicada a las estrategias de curación. En ella, el profesor Eduardo Fernández-Cruz, director del departamento de Inmunología del hospital Gregorio Marañón, presentó las posibilidades de los inhibidores de los “inmune checkpoint” en la curación.

Por último, intervino Devi Sengupta, jefa de la línea de investigación en curación del VIH del laboratorio Gilead en Foster City, California. Su conferencia expuso a los presentes las posibilidades de curación en las que se está trabajando actualmente en su laboratorio. Posibilidades, dijo, que hacen que “la cura funcional de esta enfermedad sea una realidad en el medio plazo”.


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