“Hay una estrecha vinculación entre salud, economía y bienestar; hemos visto como una crisis sanitaria ha creado una crisis económica, lo que ha demostrado que la salud está en la base de la sociedad”. Con estas palabras Juan López-Belmonte, presidente de Farmaindustria, daba comienzo a la ‘Conferencia de Alto Nivel Sanidad+Innovación: un binomio para la España post Covid’. Un encuentro en el que el presidente de Farmaindustria puso sobre la mesa la necesidad de impulsar la colaboración con las administraciones para conseguir establecer un sistema sólido de I+D que impulse la reactivación económica en el país.
Para poner en valor el papel de ciencia e investigación, López-Belmonte animaba a preguntarse cuánto nos habríamos ahorrado si hubieran existido medicamentos o vacunas para la COVID-19 cuando esta irrumpió; también, que habría pasado si la investigación no hubiese dado con una solución en un período tan corto de tiempo. Así, reforzaba la idea de que “la calidad de la prestación sanitaria está ligada a la investigación”. “Una robusta actividad de investigación pone a los profesionales sanitarios a la vanguardia científica, lo que se traslada en una mejora de la prestación asistencial”, añadía.
La buena noticia, aseguró López-Belmonte, es que en España partimos con una ventaja en este terreno. “Somos una referencia internacional en ensayos clínicos de medicamentos. De hecho, durante la pandemia hemos sido el primer país de Europa y el cuarto del mundo en número de ensayos puestos en marcha frente al coronavirus”.
Esto no es fruto de la casualidad, señaló, sino de la solidez del sistema de salud, la cualificación de los profesionales sanitarios, el apoyo de la Administración, que aprobó una legislación pionera en la materia, unas organizaciones de pacientes cada vez más implica-das y una industria farmacéutica comprometida con la I+D. “Hoy, para muchas de las grandes compañías, España es el segundo país del mundo en investigación clínica, sólo por detrás de Estados Unidos, y esta posición privilegiada en ensayos clínicos nos da una ventaja competitiva grande frente a otros países para crear un gran ecosistema de investigación biomédica en un momento clave, cuando caminamos con paso firme hacia una medicina cada vez más precisa e individualizada. Por tanto, tenemos la oportunidad de convertirnos en un gran polo de atracción de inversión internacional en investigación de medicamentos y terapias avanzadas, potenciando la capacidad de nuestro Sistema Nacional de Salud y generando beneficios sanitarios, económicos y sociales”.
Una estrategia que, sobre la base de una colaboración público privada que tantos buenos resultados ha dado en la lucha contra la pandemia, “puede servir para sacar el máximo partido a los fondos europeos, estableciendo un modelo de recuperación económica que nos permita acelerar la reactivación y avanzar en un modelo productivo para España en el que tenga protagonismo de verdad los sectores basados en la innovación y el conocimiento”, apuntó.