La enfermedad de Alzheimer es una patología neurodegenerativa que progresa por etapas, tras comenzar con una larga fase silenciosa antes de que aparezcan los síntomas. Es la causa subyacente en el 70% de las personas con demencia. Esta patología no sólo es una enfermedad debilitante y progresiva que afecta a la vida diaria de las personas, sus familias y cuidadores, sino también una enorme carga para la economía y los sistemas sociosanitarios.

Se estima que 9,7 millones de personas sólo en Europa ya viven con la enfermedad de Alzheimer y la demencia. Con una población que envejece rápidamente, es un problema de salud pública cada vez mayor en todo el mundo, pues se estima que este número puede aumentar hasta los 14 millones para 2030.

Los tratamientos disponibles ayudan a aliviar algunos de los síntomas, pero no existen terapias modificadoras de la enfermedad que varíen el curso del Alzheimer, reviertan o ralenticen sus efectos. Estas terapias permitirían a los pacientes vivir una vida independiente y mantener sus capacidades cognitivas durante más tiempo.

Es el gran desafío para la salud a nivel internacional y uno de los grandes retos de la industria farmacéutica, que lleva más de 40 años intentando desarrollar un fármaco contra esta patología neurodegenerativa. La comunidad científica ha vivido numerosos contratiempos en los últimos años, porque investigar esta enfermedad supone un proceso caro, complejo y con un elevado riesgoEl último informe de la patronal americana Phrma indica que la tasa de éxito en esta patología es únicamente del 2%.

No obstante, la historia de la enfermedad de Alzheimer es una historia de constancia, compromiso y esperanza. La dedicación de la industria farmacéutica innovadora para encontrar una cura es firme. A principios de 2020 se contabilizaban en Estados Unidos 136 ensayos clínicos. Asimismo, el Registro Español de Ensayos Clínicos (REEC), la base de datos que impulsa la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), recoge en estos momentos más de un centenar de ensayos clínicos para la enfermedad de Alzheimer en centros españoles.

Por tanto, con motivo de la celebración del Día Mundial del Alzheimer 2022 -miércoles 21 de septiembre-, es importante recordar que estamos en un punto de inflexión en la lucha contra una de las epidemias de nuestro tiempo. La sólida cartera de medicamentos en investigación representa la mayor esperanza para combatirla: 83 nuevos medicamentos están actualmente en desarrollo clínico por alguna compañía biofarmacéutica, de los cuales el 82,5% están considerados terapias modificadoras de la enfermedad, según el mencionado informe de Phrma.

La posible llegada de alguno de estos nuevos tratamientos tendría el potencial de cambiar la vida tanto de los pacientes como de los cuidadores, y de reducir sustancialmente la carga social y económica de la enfermedad.

La colaboración, en la base de nuevos abordajes de la enfermedad

En cualquier caso y como ocurre con otras muchas patologías, encontrar formas de tratar, retrasar o prevenir la enfermedad requiere colaboración, asociación y abordajes novedosos. A través del proyecto Rethinking Alzheimer’s Disease, el European Brain Council (EBC) -integrado por sociedades científicas, asociaciones de pacientes y compañías farmacéuticas- y la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia) están sumando esfuerzos con la ambición de mejorar las vías de atención en Alzheimer.

Lanzado oficialmente el pasado 29 de abril, la iniciativa comenzó su actividad con el objetivo de pedir un cambio en la forma en que se organizan la atención y el apoyo a la enfermedad de Alzheimer en Europa. De este modo, el EBC y Efpia están colaborando con expertos de diferentes Estados miembro para dar forma a un consenso multidisciplinar sobre políticas prácticas y sostenibles para esta patología.

Dado que cada país se enfrenta a desafíos específicos, es importante tener en cuenta el contexto nacional al proponer cambios en las políticas sociosanitarias. Por esta razón, Rethinking Alzheimer’s Disease analizará más de cerca el contexto nacional en cinco países europeos con el objetivo de proporcionar soluciones personalizadas para crear nuevas vías en la atención de estos pacientes. Las recomendaciones se centrarán en dos áreas: detección y diagnóstico. El proyecto continuará en 2023 centrado en las intervenciones y el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y su seguimiento.

Pero un sector no puede ganar la lucha contra el Alzheimer por sí solo. El movimiento de pacientes también tiene mucho que decir. Bajo el lema InvestigAcción en el itinerario de la demencia, la Confederación Española de Alzheimer (Ceafa) llama estos días a reforzar el compromiso con la investigación y poner el foco en la importancia y necesidad de que se siga apostando por ella, ya sea en la vertiente biomédica -para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad- o social -para la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas-.

“La visión de Ceafa es un mundo libre de Alzheimer, por lo que es necesario favorecer la aplicación de los avances de la investigación a la práctica clínica y sociosanitaria”, ha declarado su presidenta, Mariló Almagro. “Es necesario reducir tiempos prolongados para que las personas afectadas se beneficien rápidamente de los nuevos productos y procesos”, ha reclamado.


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