| domingo, 24 de mayo de 2009 h |

Yolanda Martínez, doctora en Periodismo y profesora de la UCM

El arte de titular es una gran incógnita que adorna a un buen periodista. Encabezar un artículo con un titular que enganche es lograr al menos la mitad del éxito. En ocasiones hacemos justicia con la realidad que contamos y en otras ‘ajusticiamos’. Y si no que me expliquen porque “Cubren de regalos a un taxista honesto en Argentina”. Lo hacen no por su condición de taxista, sino de honesto. Si somos fieles a la realidad y destacamos lo importante, realizaremos bien nuestra función periodística. De no ser así, confundiremos nuestra labor y a los lectores. Por ello, hemos de lograr el difícil equilibrio entre lo que queremos destacar y lo que en realidad es un avance en los conocimientos.

La actividad que se desarrolla en el campo de la investigación científica es fecunda y nos abre puertas de futuro. No obstante, en algunos casos la necesidad de obtener titulares llamativos hace que pongamos el foco en temas que son meros esbozos de lo que puede ser un avance científico. Es el caso de: “Descubren el gen que puede ser la clave del autismo”. Sólo informa de que unos científicos han descubierto el gen que puede llegar a explicar por qué el autismo afecta más a los niños que a las niñas. Parece que ese gen es uno de los que regula el flujo de calcio en las células y el desequilibrio de ese flujo puede crear problemas de desarrollo, entre ellos el autismo.

Pero sólo ‘parece’ y nadie se para a pensar el efecto que puede tener el titular en las familias que tengan a un autista. Qué les debemos dar a entender: estamos ante algo esperanzador para el diagnostico prenatal o sólo ‘parece’.

Las noticias que son los titulares pueden ser sólidas o vacuas y sus efectos enriquecedores o decepcionantes. Pero en los periódicos también se encuentran ejemplos positivos de lo que debe ser la comunicación biosanitaria. Es el caso de los resultados obtenidos por investigadores del Hospital de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, que identificaron el mecanismo que permite al cerebro dormir profundamente sin alterarse ante los ruidos. Los resultados del estudio desvelan el papel del patrón más común que el electroencefalograma detecta en el cerebro humano. Estos patrones son conocidos como ‘complejos K’ y la investigación muestra que están vinculados con una caída de la actividad neuronal que permite al cerebro dormir a pesar de las interferencias y consolidar los recuerdos.

Los resultados de los estudios científicos deben contribuir a aumentar el conocimiento, pero sobre bases reales no sobre conjeturas. La sociedad merece que la ayudemos a identificar los progresos y el periodismo deberíamos huir del cambalache, un gran título para un tango. Lo escribió Enrique Santos, músico, compositor, cineasta y dramaturgo argentino, como el honesto taxista.