Yolanda Martínez Doctora en Periodismo y profesora de la UCM
El Gobierno chino acaba de anunciar que ha reducido el número de pobres en zonas rurales: de 250 en los años setenta a los actuales 30 millones, a los que se suman otros 30 millones de ‘pobres urbanos’. En Estados Unidos 45 millones de personas carecen de seguro médico, casi la misma cifra de fumadores (43,4 millones). La frialdad de las cifras es un aldabonazo para nuestra conciencia, sobre todo si hablamos de decenas de millones de personas afectadas. El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos cuantificó el número de fumadores y permitió calcular que uno de cada cinco ciudadanos está “enganchado” al tabaco. Quizás por ese motivo el Senado aprobó poner en manos del Gobierno el control de la producción, venta y publicidad del tabaco, pese a las objeciones de la industria, que se verá obligada a revelar qué ingredientes usa en sus productos.
La medida es similar a la propuesta aprobada por la Cámara de Representantes, y concede ese control a la FDA. Se considera que, de esta forma, se da un primer paso para reducir el número de muertes causadas por el hábito de fumar, y que también significará un ahorro anual de unos 100.000 millones de dólares en costos por atención médica.
Hay que hacer un esfuerzo para entender cómo ha sido posible aprobar una ley que obligará a la industria tabacalera, que mueve anualmente 89.000 millones de dólares, a revelar los compuestos sus productos. La puesta en manos de la FDA de este control supone que el organismo del Gobierno federal estará autorizado para prohibir el uso de sustancias que estime nocivas. La frase “éste es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad” se pronunció al pisar la Luna, pero se puede extrapolarla a este tema, ya que marcará un hito en la intervención en sectores productivos influyentes, como las tabaqueras, por razones de salud.
Desde que Barack Obama tomó posesión como presidente, la actualidad ha estado marcada por la cuantificación de los problemas sanitarios de ese país. Así, se supo que 45 millones de ciudadanos carecen de seguro médico, e impulsó la aprobación de la ley de cobertura médica que cubrirá a 1,5 millones de niños hispanos, que extenderá ese programa de asistencia médica a otros cuatro millones de niños pobres, para un total de 11 millones en los próximos cuatro años y medio. En el fondo parece que las razones sanitarias han dejado de ser motivos de “segundo orden”. Puede que se actúe en este campo para ahorrar en tratamientos médicos a medio y largo plazo, lo que parecería un comportamiento farisaico, pero aunque así fuese merece la pena que otros países sigan la estela. ¡Que cunda el ejemplo!