| domingo, 17 de mayo de 2009 h |

Yolanda Martínez es doctora en Periodismo y profesora de la UCM

El ministro de Sanidad danés, Jacob Axel Nielsen, ha manifestado que está dispuesto a gravar con impuestos los helados, los dulces y el chocolate para equipararlos con el tabaco. En el caso de España, un menor no puede comprar alcohol ni tabaco, pero podrá adquirir libremente en las oficinas de farmacia, sin receta médica, la denominada ‘píldora del día después’. Esto es lo que anunció el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, justo el día anterior a que se celebrara el debate sobre el estado de la nación.

Puede que me haya atacado un ‘virus conspiranoico’, pero semejante anuncio, sin que se respondan algunas preguntas obligadas, me suena a cortina de humo. Si no, alguien debiera explicar cómo es posible que no se puedan adquirir sin receta anticonceptivos, pero que pueda comprarse sin ella la píldora postcoital, que según el Gobierno no debe convertirse en “un método anticonceptivo habitual”.

Tampoco es lógico que la nueva ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, diga que el uso de esta píldora “no tiene contraindicación, ni ningún tipo de problema clínico”, aunque al ser un tratamiento hormonal, “no conviene abusar”. O es que ahora se pueden dar mensajes incongruentes de este tenor sin que nadie se sonroje. De esta guisa acabaremos diciendo que alguien está “un poquito embarazada”.

Cuesta trabajo pensar que a nadie se le haya pasado por la cabeza pensar el posible efecto de un mensaje como el que se ha lanzado desde el Ministerio de Sanidad y Política Social en una población a la que estamos intentando sensibilizar sobre el uso responsable de los medicamentos, empezando por los antibióticos.

Queremos que la prescripción y la dispensación integren a profesionales médicos y farmacéuticos, con el objetivo de que la población no se automedique. Pero ahora potenciamos que se puedan adquirir libremente y sin receta anticonceptivos por jóvenes desde los 16 años y sin límite de edad. Entonces, me asaltan muchas preguntas: ¿para qué seguir discutiendo sobre la necesidad de un control profesional de los fármacos? ¿Para qué la ‘pantalla azul’ en los anuncios de OTC en la televisión? ¿Para qué…?

La píldora anticonceptiva de emergencia (PAE) es, como su propio nombre indica, una solución de emergencia. Pero, además, debería asegurarse que se usa correctamente, ante la posible aparición de problemas de salud durante su uso en determinadas pacientes que, por poner un ejemplo, pueden estar polimedicadas.

Es constatable que en 2007 se practicaron en España 112.000 abortos y que un 13 por ciento de ellos se realizaron a menores de 19 años. Como también lo es que esta iniciativa ya está en vigor en otros países de nuestro entorno como Bélgica, Reino Unido, Dinamarca, Francia y, recientemente, Estados Unidos. Pero eso no justifica que se copien sistemas que, por otra parte, en otros indicadores de salud no nos pueden dar lecciones.

Por ese motivo, considero que sería ideal que alguien del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero realizara una labor de reflexión sobre qué se anuncia, por qué se anuncia y cuándo se anuncia. Y lo que estimo mucho más importante aún, qué efectos globales va a producir la medida. Porque pienso que en estos temas tan delicados se debe de tratar de mejorar lo existente y, ni mucho menos, de buscar titulares de periódicos.

Los profesionales sanitarios están preparados para ayudar a cuidar la salud y a prevenir enfermedades, sobre todo en jóvenes de 16 años, en que el temor y la urgencia pueden sumarse y empezar a ver la píldora postcoital como un salto con red, porque es caída libre, tanto como su adquisición. Por ese motivo, supongo que el buen uso de la ‘píldora del día después’ empezará a partir de ahora, porque el posible uso que se ha hecho con su anuncio por parte del Gobierno no puede ser peor.