Yolanda Martínez. Doctora en Periodismo y profesora de la UCM
El Instituto Catalán de Investigación del Agua ha realizado un estudio en el que ha comprobado que la alta concentración de restos farmacológicos en el agua de algunas zonas del río Llobregat contribuye a la pérdida de biodiversidad en ese río que atraviesa el área metropolitana de Barcelona. El Instituto analizó siete puntos diferentes del trayecto que dibuja buscando trazas de 29 productos farmacéuticos: analgésicos, antiinflamatorios, reguladores de lípidos, antibióticos y antidepresivos. ¿Los resultados? A mayor concentración de fármacos, menos especies de macrovertebrados.
A pesar de que este estudio es uno de los primeros que se realiza en nuestro país sobre este tema, sus resultados indican que existe una necesidad de concienciarnos sobre el correcto tratamiento de los residuos. Los productos farmacéuticos son metabolizados por el organismo humano y expulsados por la orina, de manera que, a través del sistema de saneamiento, llega a los ríos. Además, aún después del paso de las aguas residuales por las estaciones de depuración no se puede garantizar la eliminación completa de algunos compuestos. También se observó que el uso de algunos medicamentos en la agricultura y en la ganadería, como el sulfametoxazol, un antibiótico de consumo animal que no es tratado por las depuradoras, agrava la situación porque sus restos pasan directamente al caudal del río.
El temido cambio climático hace aumentar la temperatura media y provoca que los ríos dispongan de menos agua y, por tanto, una mayor concentración de las sustancias contaminantes. Además, el envejecimiento de la población hace que se incremente el uso de fármacos, por lo que se hace imprescindible aplicar todo el arsenal tecnológico para modernizar el tratamiento de las aguas residuales en las depuradoras. Según los datos disponibles, los restos de algunos medicamentos pueden ser retenidos en plantas depuradoras tradicionales casi al 90 por ciento, mientras que de otras sustancias sólo se logra la eliminación del 50 por ciento de los residuos. Existen mecanismos para que se adecuen las instalaciones incorporando, por ejemplo, filtros de membranas.
La necesidad de preservar los recursos naturales es la forma de garantizar un futuro sostenible, y por eso no parece que sea una tarea menor aplicar los medios a nuestro alcance para atenuar el impacto de los vertidos en nuestros ríos y, de este modo, lograr que el medicamento cierre el ciclo curativo para el que ha sido creado. Y no sólo para el paciente.