Yolanda Martínez, doctora en Periodismo y profesora de la UCM
El comisario de Empresa e Industria de la UE, Günter Verheugen, ha afirmado que la CE está contra la publicidad de los medicamentos sometidos a prescripción médica. Nos felicitamos pero, a renglón seguido, manifiesta que los gobiernos tienen miedo a informar de los medicamentos a los pacientes porque temen que opten por el más caro. El Parlamento Europeo acaba de recibir el llamado ‘paquete farmacéutico’, presentado por la CE y que centra su atención sobre la información de los medicamentos a los pacientes. Aunque me sorprende que las iniciativas en materia sanitaria las protagonice el responsable europeo de Empresa e Industria es de agradecer la apuesta por la investigación farmacéutica, el control y vigilancia de la autenticidad de los medicamentos en la UE y el acceso a una información de calidad sobre los mismos.
A pesar del empeño por diferenciar la información de la publicidad a veces se entra en un terreno resbaladizo en el que es fácil patinar. Hay una diferencia esencial entre la comunicación de contenidos informativos y la difusión de contenidos publicitarios. En el primer caso se trata de responder a un derecho fundamental que es el de recibir una información de interés con un referente, que es el servicio público, mientras que en el segundo se aporta una información cuya finalidad es la promoción y venta de un bien o servicio. Por lo tanto la regulación de la información de lo que concierne a medicamentos, sean o no de prescripción no, es materia de las autoridades nacionales o supranacionales porque existe libertad de prensa. Lo que sí se puede controlar es la información que contienen los anuncios publicitarios. Todo lo demás es un brindis al sol.
Pero Verheugen hace otra reflexión sobre la reticencia de las autoridades políticas que es difícilmente comprensible a la luz de la regulación de los medicamentos de prescripción: el temor de las autoridades a informar a los pacientes porque temen que opten por el más caro. ¿Cómo es posible que esa sea la causa si la prescripción es competencia única del facultativo?
Cuando los responsables políticos o empresariales le pierdan el miedo a la información veraz se habrá avanzado en la lucha contra las iniciativas espurias de quienes difunden informaciones o venden productos que nada tienen que ver con la curación de patologías. El mayor enemigo del progreso es la ignorancia, no la información, ni la publicidad cuando ambas están bien diferenciadas.