Según un estudio, el porcentaje de consumo de tranquilizantes alcanza el 30%

La cultura de la población para afrontar los problemas se revela determinante

| 2009-08-30T18:13:00+02:00 h |

redacción

Madrid

Más allá de que la crisis económica, y todo lo que ella puede acarrear anímicamente, haya podido tener un efecto adicional en ello, el consumo de antidepresivos en la población española, y principalmente en la femenina, no ha parado de crecer en los últimos años. En concreto, y según un reciente estudio publicado por la revista Atención Primaria, basado en la realización de encuestas en diferentes centros de salud madrileños a varios centenares de mujeres con edades comprendidas entre los 25 y 65 años, el 24 por ciento de la población femenina española toma antidepresivos. Un porcentaje que se eleva al 30 por ciento respecto al consumo habitual de tranquilizantes, especialmente benzodiazepinas.

En la mayoría de los casos, 78 por ciento de las encuestadas, la toma de estos medicamentos es conocida y supervisada por su médico de atención primaria, con lo que queda reflejado en la historia clínica del paciente. Una prescripción de estos fármacos que principalmente intenta responder a cuadros depresivos, de ansiedad o trastornos del sueño.

Consumo y vida familiar

Más allá de poner cifras o porcentajes al consumo de antidepresivos entre las mujeres españolas, los autores del estudio, liderados por Sonsoles Pérez, facultativa del centro de salud Las Águilas, pretendían estudiar de forma paralela la relación directa, o no, entre los conflictos familiares con la ingesta de estos medicamentos. “Muchas veces el consumo de psicofármacos se produce por problemas familiares o laborales. Nosotros hemos querido comprobar si realmente existía una relación positiva entre el uso de antidepresivos y benzodiazepinas con algún tipo de disfunción familiar”, resalta Pérez.

Una vez analizados los resultados de las encuestas, el equipo investigador determinó que no existía tal relación. “No cabe duda que ocasionalmente pueda ser una causa, pero no se puede dar por seguro que los conflictos familiares determinen un mayor consumo de psicofármacos, al menos, en las mujeres”, sentencia esta médico madrileña.

En su opinión, el consumo de estos fármacos depende mucho del tipo y cultura de la población. Es decir, hay grupos de población con mayor capacidad para afrontar determinados problemas frente a los de otra índole. “La incapacidad de afrontar otros problemas de índole económica o laboral pueden ser factores más importantes para recurrir a estos fármacos que los meramente familiares”, esgrime Pérez.

Lo que sí detectaron los científicos fue un mayor consumo de benzodiazepinas respecto a la edad. A mayor edad, más consumo. “Estas consideraciones deberían registrarse en las historias clínicas para ayudar psicólogos, psiquiatras y especialistas de atención primaria”, consideraron en sus conclusiones. Por contra, estas diferencias no se hallaron en lo referente al consumo de antidepresivos.