c. r.
Madrid
Las medidas adoptadas tras el Consejo Interterritorial del SNS del 18 de marzo obedecen a la lógica de un ajuste presupuestario ante la crisis. Eran necesarias y, probablemente, inevitables. Ahora bien, ¿son suficientes? No, según Antares Consulting, al no incidir sobre las causas del incremento del gasto sanitario. Llegado el momento de abordarlas, la consultora ofrece diez soluciones estructurales. Llevarlas a cabo ahorrará 9.872 millones anuales, el 15 por ciento del gasto sanitario. No hacerlo conducirá a más ajustes, revisión de derechos y prestaciones o incremento de la fiscalidad.
Pese a las voces que en las últimas semanas se han pronunciado a favor de un copago por servicios, ésta no parece ser la solución ideal. Hacer más efectivos los actuales, sí. En el caso del farmacéutico, el estudio considera que su estructura, que diferencia entre población activa y pasiva (si se asimila jubilación con pobreza), “ha quedado obsoleta” y ha llegado el momento de reformularlo por renta. Sólo aumentarlo en 50 céntimos por receta, con un máximo de 4,5 euros al mes, aportaría al sistema 513 millones de euros.
Sin embargo, los autores del trabajo no sólo destacan los beneficios económicos. “Más importante sería —aseguran— el efecto disuasorio de la medida y crear conciencia del valor de la atención sanitaria y del propio medicamento”. Sólo esta medida rompería la tendencia que se ha seguido para controlar el gasto sanitario.
En los últimos 15 años España ha adoptado hasta 25 medidas de contención en el área del medicamento dirigidas, a bajar los precios, los márgenes, o a aumentar la contribución de los agentes. El resultado, al final, ha sido el mismo: contención durante el año siguiente a la implantación y nuevo crecimiento a partir del siguiente.
Evaluación
Abordar la suficiencia financiera del sistema también pasa por gestionar mejor la cartera de servicios y la incorporación de nuevas tecnologías. Antares propone reforzar el papel de la evaluación de tecnologías sanitarias, acabar con el papel no vinculante de los informes (algo que ya han hecho Reino Unido, Canadá o Australia), y realizar evaluaciones más allá de los nuevos medicamentos, hasta llegar a toda la cartera de servicios.
El estudio incluye otras cuatro medidas para corregir ineficiencias del sistema y tres vinculadas al uso de los servicios sanitarios, todas estructurales y sus resultados se observarían a medio plazo, un tiempo mayor del que disponen los gestores para aplicar las políticas. Pero sólo alcanzar un tercio del impacto ya sería rentable: 3.258 millones de euros superan el ahorro logrado con las medidas del Gobierno.