| domingo, 15 de marzo de 2009 h |

ALBERTO CORNEJO

Madrid

El Colegio de Farmacéuticos de Madrid es una de los pocos organismos provinciales que cuenta con una Comisión de Docencia, que coordina todas las actividades formativas que organiza. Al frente de la misma se encuentra Antonio López Lafuente, actual vicesecretario del colegio madrileño, con el que EG analizó la apuesta de esta institución por la formación profesional así como el presente y futuro de la misma. Un futuro con el Plan Bolonia en su horizonte.

Pregunta. ¿Qué ganan los boticarios madrileños frente a otros compañeros nacionales al contar en su colegio con una comisión específica para el campo de la Formación Continuada?

Respuesta. Básicamente una mayor y mejor coordinación de la oferta formativa. En vez de delegar estas actividades en una única vocalía, la Comisión de Docencia integra a todas, lo que nos permite conocer las necesidades de cada una de ellas y poder equilibrar la programación de actividades para que no se solapen y cada una tenga lugar en la época más adecuada del año. Así, el profesional puede planificar mejor su matriculación en los cursos que desee.

P. La Formación Continuada, ¿tiene gran reclamo a día de hoy?

R. Hay un leve descenso de las matriculaciones, quizá debido a los efectos de la crisis económica. Me parece un error, puesto que la Formación Continuada es una buena herramienta contra la baja rentabilidad.

P. ¿En qué aspecto?

R. Nuestro modelo permite que el paciente siempre tenga varias farmacias próximas a su domicilio, por lo que puede elegir a la que acudir. No cabe duda de que elegirá aquella en la que reciba una mejor atención, justo lo que persigue la Formación Continuada.

P. ¿Cuáles son los cursos más demandados en Madrid?

R. Todos aquellos relacionados con la alimentación, cosmética, monitorización y, cómo no, la Atención Farmacéutica.

P. ¿Duele comprobar el choque de este interés por formarse en AF con las trabas que se encuentran a la hora de poner en práctica los conocimientos adquiridos?

R. Hay que acabar con estas reticencias, porque al paciente sí le agradan estos servicios añadidos. Un farmacéutico no haría bien su trabajo si no incluyera en él la AF.

P. Hace tiempo que la Comisión que preside apuesta por la vía on line para facilitar el acceso a la formación, ¿se notan ya los resultados?

R. Sí, sobre todo en el colectivo rural, que es el más beneficiado con este nuevo canal. Sin embargo, seguimos notando que, quizá a que tienen una más fácil accesibilidad a ellos, el colectivo urbano prefiere los cursos presenciales.

P. Hablemos de futuro. Usted es catedrático y ex director de estudios de la Universidad Complutense de Madrid, ¿modifica en algo el Plan Bolonia la formación de las nuevas generaciones?

R. El Plan Bolonia significa, en términos de unificación académica, lo que en su día supuso el euro para la economía de la Unión Europea. Se busca que cualquier profesional europeo sea igual de útil en cualquier país de la Unión. Además, la movilización de profesionales que busca este plan debe ser entendida de forma positiva.

P. Algo negativo tendrá después de que haya sido tan atacado, ¿no?

R. A bote pronto, se me ocurre la falta de presupuestos para ponerlo en práctica, las dificultades para facilitar esa movilidad… Bolonia aconseja el trabajo con grupos reducidos, y eso no siempre es fácil de conseguir.

P. El Plan Bolonia no acabará entonces con la necesidad de continuar la formación una vez acabada la carrera…

R. Por supuesto. La Formación Continuada no entiende de planes de estudio y seguirá siendo fundamental. La universidad no puede formar profesionales para toda la vida. Sin Formación Continuada es imposible ejercer la profesión, y así lo entiende el Colegio de Farmacéuticos de Madrid.