A. C.
Santiago de Compostela
Un reciente estudio llevado a cabo por el equipo médico del centro de Salud de Conxo, Santiago de Compostela, publicado en la revista Cuadernos de Atención Primaria, ha confirmado la especial incidencia que las enfermedades crónicas tienen en la población anciana así como la relación que tienen estas patologías con un alto consumo de medicamentos.
A través del análisis de las historias clínicas de los pacientes mayores que son habitualmente tratados en el centro, el equipo médico de Conxo, coordinados por el médico Norberto Proupín, ha comprobado que el 49 por ciento de los mayores de 65 años consumen cinco o más fármacos al día para tratar sus patrologías crónicas, frente al 39 por ciento de pacientes crónicos menores de 65 años que toman esta misma cifra de medicamentos de manera continuada.
Más allá del número de fármacos que consuman, del total de pacientes observados, un 36 por ciento de ellos padecía más de tres males crónicos. Incluso, un pequeño porcentaje de los pacientes ancianos objeto de estudio consumía hasta 20 medicamentos diarios para tratarse de las diez o más enfermedades crónicas que les afectaban.
En el mismo estudio se revela que las patologías más frecuentes que requieren medicación en este sector de población son, por orden de prevalencia, las enfermedades cardiovasculares, 34 por ciento del total; del sistema nervioso, 21 por ciento, entre las que destacan dolencias psiquiátricas y neurológicas; y del metabolismo, 15,4 por ciento.
Cumplimiento terapéutico
La investigación llevada a cabo por el Centro de Salud de Conxo se amplió al análisis sobre cómo se identificaban y tomaban los tratamientos prescritos. Respecto a esta identificación, destaca que el 40 por ciento de los mayores de 65 años identificaba el fármaco por la forma o el color de su envase, y no por las características del producto en sí mismo, ya sea pastilla, cápsula o líquido, por ejemplo.
Según confirmó Proupín, la forma de identificación “depende en gran medida del nivel formativo del paciente anciano”, siendo aquellos de menos nivel educativo los que centran la identificación del producto a través del envase. Fuese cual fuese la forma elegida, el 79 por ciento de los participantes en la observación recordaban los fármacos que debían consumir, así como la frecuencia con la que debían hacerlo. Estos buenos datos sobre adherencia al tratamiento confirman, según apuntó Proupín, “el buen entendimiento entre paciente y médico en las consultas”.
En base a la toma de los mismos, el 83 por ciento de los observados se autoadministraba la medicación, frente al 17 por ciento que necesitaba la ayuda de una persona de su entorno.