Presidente Editor de EG viernes, 15 de abril de 2016 h
El Congreso aprueba la tramitación de leyes, sabiendo que va a ser complicado que exista un Gobierno que la tramite, pero la intención también es otra: preparar el ambiente ante la posible convocatoria de elecciones. Los síntomas de esta situación se observan en las propias posturas de los grupos políticos. La Ley 25 de Podemos pretende blindar la universalidad de la Sanidad y la eliminación del copago, y lo pretende hacer en el país más solidario del mundo con la asistencia sanitaria y en el que el paciente aporta menos dinero por su atención sanitaria. Respecto al copago, la Ley 25 evitaría ningún tipo de aportación o nuevo reembolso por medicamentos del usuario, incluyendo la derogación del RDL 16/2012 que incluye el copago de los pensionistas, pero se oyen voces que proponen que las rentas superiores a 50.000 euros al año puedan tener un incremento en su aportación o copago. Parece que volvemos a la lucha de clases entre los que serían ricos (rentas altas) y el resto de la población. Pero nadie propone un plan económico que explique lo que se recaudaría
Para el PSOE la tramitación de esta ley es oportuna, y aprovecha para recordar que sólo se podría tramitar sin Mariano Rajoy en el Gobierno. En el caso de Ciudadanos, el diputado Pablo Yáñez dice que la memoria económica de esta Ley brilla por su ausencia y se queja de que Podemos no apoyó el pacto PSOE-Ciudadanos donde se destacaba la universalización de la asistencia sanitaria para los residentes en España. Todos los grupos se quejan de la mala técnica legislativa de Podemos, pero aprenderán, sin duda.
¿Y en el Senado? Pues el PSOE ha presentado una moción para instar al Gobierno en funciones del PP a recuperar la universalidad perdida. La iniciativa fue presentada por el senador socialista Pepe Martínez Olmos que proponía la derogación del RDL 16/2012 cuyo copago califica de “injusto e inhumano”. Que la sanidad pública sea universal ahora, lo haya dejado de ser, o lo sea menos, no arregla el problema de fondo: nadie dice cómo las CC.AA. podrán pagar esa tan defendida universalidad. Por ello, creo que se trata de un debate propiciado por un entorno de precampaña electoral, o de preacuerdo de Gobierno in extremis al que se quiere propiciar; se intenta ganar la batalla mediática de quién facilita la mayor universalización de la sanidad. Debate desenfocado, a mi entender, pero que ideologiza el ambiente y lo deja listo para la confrontación política de las urnas, en caso de ser necesario.
El presidente de la Comisión de Sanidad de la CEOE, Carlos González Bosch avisa de las consecuencias de que la ideología entre en la sanidad, que no es otra que la regresión. Sin duda, la prioridad para que la sanidad avance es asegurarse que proporciona la calidad necesaria. Cuando uno no quiere dar disgustos a la sociedad, no se le pasa por la cabeza pedir ningún esfuerzo o contribución económica, que tendría un coste muy elevado en las urnas. Al menos, sí se ve con buenos ojos para Podemos que las rentas altas contribuyan también de manera relevante al copago. Jubilados, o personas activas laboralmente, pagarían más. Si eso solucionara los problemas económicos, me parecería una buena medida, pero parece sólo humo e ideología.
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Se confirma lo avisado desde EG: las comisiones de Sanidad están muy activas. propuestas y preguntas se envían al Ministerio de Sanidad, especialmente por Ciudadanos y Podemos.
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