Mariano Avilés Muñoz
Abogado y presidente de Asedef
En el lenguaje farmacéutico, ‘cohesión’ significa algo distinto de cómo lo define el diccionario de la RAE: tendencia a unir o reunir. El mundo de la farmacia ha entrado en una dinámica difícil de contemplar sin que nos entre vértigo. Son tantas las cuestiones pendientes que al término ‘sosiego’ ni se le conoce ni se le espera.
Uno. Las dificultades al acceso para ejercer que lleva a ‘la guerra de los baremos’, sin que los COF ni las CC.AA. atisben alguna sensatez con la que condimentar las ilusiones de tantos licenciados que no pueden llegar. ¡Cuidado!, es una brecha que puede ser utilizada por Europa para otros fines.
Dos. Los precios de referencia son un mazazo para el sector que ve como cada año terminan y comienzan con problemas de cálculos sobre los precios a aplicar y cómo cuadrar las cuentas. El sector propone y espera la decisión administrativa para enmendar el resultado de las cuentas o las futuras cuentas de resultados. En estas cosas de los dineros se debe poner especial cuidado, pues tanto la industria como los profesionales de la farmacia y los ciudadanos pueden verse afectados en sus ya maltrechas economías. ¿Qué sentido tiene defender la estabilidad económica del farmacéutico y el modelo de farmacia, cuando queda doblegada por la dependencia respecto de los precios? ¿Cómo se justifica la actuación administrativa sobre la contribución del sector a aligerar las cuentas públicas y a la vez defender un modelo basado en la estabilidad? Lo dijo Bretón de los Herreros en Flaquezas ministeriales: “Todos dan, señoras mías,/Programas y garantías./ Todos son buenos, muy buenos…/ Los primeros quince días”.
Tres. En un momento de algarabía a cuenta del informe de Yves Bot se debe imponer la cautela y la prudencia. Este mensaje caló y se pasó de un optimismo exacerbado a pensar en la probable posibilidad de un esperanzado final sobre el dictamen motivado.
Y cuatro. Copago. Dos consejeros de Sanidad (Cataluña y Madrid) han tenido la valentía de poner esa palabra sobre la mesa del gasto farmacéutico y la responsabilidad de los ciudadanos y profesionales en la contribución a su aumento o disminución. Es un eterno debate que tiene una doble vertiente: económica y hacer valorar a la población el extraordinario papel de los medicamentos que, con un uso adecuado, llevará a una sociedad más sana a la vez que más responsable.