Álvaro Suárez es abogado de
Sánchez de León Abogados
Se pronunciaba la presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, Carmen Peña, en su discurso en el reciente Congreso de la FIP en Estambul, sobre el avance tecnológico que está suponiendo la implantación de la e-receta en España. Peña se refirió a que “sólo necesitamos usar códigos compatibles”. En realidad, sólo serían necesarios dos códigos: uno informático y otro de actuación común. El informático, único, para evitar lo que hay ahora: una implantación autonómica, descoordinada y desconectada entre regiones. El segundo, para que cada colegio no exija requisitos o condiciones diferentes, según la provincia o autonomía de que se trate.
Porque, si no existe coordinación ni comunicación entre los colegios y si desde el Consejo no se fijan unas normas suficientes al respecto, el resultado es lo que tenemos: cada cual hace la guerra por su cuenta. Desde luego es posible técnicamente (y deseable) fijar un modelo uniforme o coordinado. O mejor, un sistema abierto que fije un mínimo de prescripciones técnicas al que adaptarse cada uno de los sistemas autonómicos, con sus peculiaridades. Pero la realidad es que ese panorama está lejos de existir. De hecho, se avanza en sentido contrario.
Cada comunidad autónoma está fijando sus propios estándares, sus propias compatibilidades e incompatibilidades o sus propias normas. Más o menos absurdas o discutibles: que todas las comunicaciones de las oficinas de farmacia pasen por el nodo colegial y, cuando decimos todas, queremos decir todas; que en cada autonomía exijan diferentes funcionalidades a los mismos programas (lo que implica 17 versiones diferentes del mismo programa); la obligatoriedad de abrir el código fuente…
La realidad es que España no es un ejemplo de implantación en esta materia y, en nuestra opinión, muy probablemente, serán las autoridades comunitarias las que, al final, establecezcan los estándares a seguir por todos los Estados miembro. Y ahí sí que no habrá vuelta de hoja. Se superaría así tanto esfuerzo aislado.