Ramiro Navarro
Sevilla
El farmacéutico Manuel Ojeda, con oficina en Sevilla, recibió la semana pasada la primera acreditación de calidad que la Consejería de Salud otorga a través de la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía. Ojeda es coordinador de la Comisión de Acreditación de Calidad del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla. El Programa de Acreditación surge de una estrategia general de dicha agencia para establecer programas de evaluación para todos los profesionales y servicios sanitarios. Un seguimiento on line de la agencia permite marcar objetivos y autoevaluarse. Ojeda, al desarrollar el programa piloto, ha sido el primero en obtener su certificación.
Pregunta. ¿En qué ha consistido el proceso?
Respuesta. Hemos tratado de promover una entrada de las farmacias en las políticas de calidad. Son un conjunto de estándares, obligatorios y voluntarios, en los que se marca un camino de mejora. Llegamos a la conclusión de que sería interesante incorporarnos al proceso a modo de pilotaje. Queríamos que fuera una norma accesible y cercana al trabajo diario de la farmacia. Queremos dotar a las farmacias de mecanismos que puedan demostrar lo que hacemos basándonos en metodología. Todo el proceso queda reflejado en una web de la Agencia de Calidad, que realiza el seguimiento y garantiza que se cumplan los estándares.
P. ¿Qué ha supuesto para su farmacia incorporarse a este programa?
R. Cierta disciplina para revisar lo que hacemos. Nos ha servido para adecuar prácticas, revisar protocolos y establecer reuniones de trabajo entre el personal para autoevaluarnos. El resultado ofrece mucha satisfacción porque nos confirma los motivos de por qué hacemos las cosas.
P. ¿La evaluación ha permitido mejoras concretas?
R. La acreditación me ha llevado a revisar y planificar, a diseñar un plan estratégico para determinar qué queremos hacer con la farmacia como establecimiento sanitario. Nos ha permitido reflexionar y marcarnos objetivos. Aspiramos a determinar qué tipo de paciente recibe cada medicación y eso, como una base de datos, determina el perfil farmacoterapéuticos de mi farmacia. Así conocemos qué porcentaje de ellos son diabéticos, hipertensos… En base a ese perfil nos podremos marcar nuestros objetivos en formación, especializarnos mejor y diseñar las estrategias farmacoterapéuticas de esos pacientes. Antes también nos evaluábamos, pero ahora los protocolizamos. Esto me ha hecho reflexionar sobre qué quiero hacer con la farmacia.
P. Usted también fue precursor en la instauración de Receta XXI, el sistema andaluz de prescripción electrónica. ¿Es un innovador?
R. Con toda humildad, sí. En mi caso es cierto que habrán coincidido una serie de circunstancias. Me interesan mucho las nuevas tecnologías, las nuevas tecnologías aplicadas, puestas en práctica para nuestra labor. Esa tecnologías en lugar de quebrarnos por el eje son una ayuda importante. Es algo que afirmo con total seguridad. Más allá de la acreditación, estamos trabajando con las herramientas informáticas de los programas de gestión para que toda esas actividades que ya hacemos en nuestra labor diaria, sin tener que molestarnos, queden registradas. Eso podría ayudar a que el colectivo se introduzca en la política de calidad de una manera más agradable. También es cierto que mi vinculación con el colegio de farmacéuticos me ha permitido familiarizarme mejor con la innovación.
P. ¿Cree que esa cultura ha calado entre sus colegas?
R. No, es obvio que todavía esta cultura no ha calado. Hay compañeros que incluso vienen rebotados de la aplicación de normas ISO. Cierto rebote que podría hacer daño a los que ni siquiera han empezado. Pero estamos trabajando en esto por todo eso, por allanar las políticas de calidad para que no haya farmacias de primera y segunda. El objetivo es que hasta la farmacia de un remoto pueblo de pocos habitantes pueda prestarse a evaluación y acreditar su calidad en las mismas condiciones que cualquiera. El reto es hacer ver que todo esto es factible y es bueno.
P. ¿Apoya el Colegio de Sevilla estas prácticas?
R. El apoyo del Colegio de Sevilla es explícito. Debemos ser entidades asesoras en el proceso de evaluación de la calidad. El papel de los colegios ahí es innegable.