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Si algo ha puesto de manifiesto la crisis económica es que la sostenibilidad del sistema sanitario no solo pasa por realizar ajustes. Los nuevos tiempos imponen nuevos enfoques, y en la Comunidad Valenciana, el giro se ha dirigido al refuerzo de la Atención Primaria, la centralización de compras, la colaboración público-privada y la apuesta por las nuevas tecnologías. Esta visión es la que ha permitido, según el consejero de Sanidad, Luis Rosado, que una comunidad autónoma “históricamente infrafinanciada”, con un gasto sanitario por habitante 200 euros menos a la media nacional, consiga hoy unos resultados en salud similares al resto. Porque lo cierto es que todas esas estrategias ofrecen ahorros importantes al sistema, cuantitativa y cualitativamente, según se puso de manifiesto en la jornada La Sanidad en la Comunidad Valenciana, organizada por GACETA MÉDICA, en colaboración con la Generalitat Valenciana, la Agencia Valenciana de Salud y el Centro del Investigación Príncipe Felipe y el patrocinio de Merck y Baxter.
El impacto de las TIC
Si hay un activo importante en la Comunidad Valenciana, son las nuevas tecnologías. La estrategia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en Sanidad suma años de experiencia y un gasto nada comparable a sus ingresos. Según indicó Gregorio Gómez, director de Sistemas de Información de la Consejería de Sanidad, la inversión ronda los 32 millones de euros anuales, y el retorno los 373, y eso sin contar con valores que son imposibles de cuantificar.
Cualitativamente, sin embargo, los beneficios son obvios en torno a la ‘joya de la corona’ de los ordenadores valencianos: el sistema de información poblacional, que impacta directamente en el resto de los sistemas y que se complementa con otras grandes realidades como Abucasis (programa en el que nunca hay menos de 6.000 personas trabajando en él); Orion Clinic o la Historia de Salud Electrónica, una red que incluye ya más de 40 millones de informes, cuando otras comunidades solo manejan unos cuantos centenares.
Hoy, la Comunidad Valenciana es la única que tiene una estructura informática similar, lo que le ha permitido liderar también el proyecto europeo epSOS, que pretende lograr la interoperabilidad entre países: Italia participa en él con 200 ciudadanos; Francia no ha puesto número; España participa con la comunidad valenciana y 5.200.000 habitantes.
Estos sistemas de información le han servido a la consejería para que en 2010 alcanzara una tasa plana de crecimiento en el gasto farmacéutico ambulatorio, lo que se extendió en 2011 también al ámbito hospitalario.
Modelo en expansión
Las TIC no son las únicas responsables de una buena gestión del gasto farmacéutico valenciano. El modelo Alzira que hizo a la comunidad pionera hace 16 años y que ahora se ha extendido a la Comunidad de Madrid y planea llegar a Castilla-La Mancha también ha tenido algo que ver.
Según Elisa Tarazona, directora de organización y gestión asistencial de Grupo Ribera Salud, el modelo público-privado mejora la sostenibilidad y genera un doble beneficio económico para la Administración. Por un lado, ahorra 20 millones de euros en farmacia ambulatoria y por otro su coste es un 25 por ciento inferior a la media de la gestión pública. Además, no modifica las características públicas de la asistencia. “Al ciudadano no le preocupa quién gestione, sino cómo”, dijo.
Reforzar la atención primaria y gestionar la cronicidad también están dando buenos resultados. Situar el primer nivel asistencial como eje del sistema y la búsqueda de nuevas figuras es clave. Ahí ha entrado con fuerza el colectivo de enfermería, con las enfermeras gestoras de casos. Estos nuevos profesionales han conseguido, según puso de manifiesto José Ramón García-Noblejas, presidente de la Sociedad Valenciana de Médicos de Atención Primaria, reducir la bolsa de pacientes ocultos del 91 al 48 por ciento; disminuir un 77 por ciento las visitas a urgencias y un 70 por ciento los ingresos hospitalarios.
Nuevas fórmulas se necesitan también en relación al envejecimiento y la cronicidad. Domingo Orozco, vicepresidente de Semfyc, hizo un repaso a las estrategias que hoy son más necesarias: identificar los pacientes de mayor riesgo y mejorar la comunicación entre profesionales. En ello incide precisamente el Plan valenciano de Atención a Pacientes Crónicos. Pero allí, los nuevos modelos incluyen la atención integrada a domicilio, que permite atisbar la nueva oportunidad que esconde esta otra colaboración público-privada. Luigi Antoniazzi, director general de Baxter, ofreció el caso de los 3.500 valencianos en diálisis. De ellos, 3.251 siguen acudiendo al hospital y solo 234 reciben tratamiento de diálisis peritoneal domiciliaria. Esta estrategia, sin embargo, no solo mejora la calidad de vida de los pacientes sino que ahorra 14.000 euros por persona.