Pregunta. Sexta edición de BioSpain. ¿Qué previsiones tiene sobre el congreso?
Respuesta. Hemos superado en participación nuestras mejores previsiones y en tan solo nueve meses de trabajo.
P. Uno de los grandes atractivos de la cita es el partnering ¿Qué resultados esperáis en este sentido?
R. Este año tenemos un reto importante, convertirnos en el cuarto evento de partnering o de desarrollo de negocio del mundo, por detrás de la BIO Convention (21.000 reuniones), BioEurope (14.700 reuniones) y BioEurope Spring (11.172 reuniones) y por delante de Biopartnering Europe, Biopharm America y Biopartnering North America. Para ello, hemos duplicado el espacio dedicado a esta actividad, con lo podremos alcanzar hasta las 4.500 reuniones.
P. Ante las dificultades de financiación, se trata de una cita importante para poner frente a frente a inversores y proyectos innovadores.
R. Sí, además, este año reforzamos nuestra apuesta por conseguir que proyectos innovadores salgan adelante, ya que, además de nuestro foro de inversores tradicional, que cuenta con un jurado de expertos inversores nacionales e internacionales, contamos como novedad con otro foro de inversión, Biochem, centrado en biotecnología industrial.
P. En este panorama financiero vuelve a sonar con fuerza la Ley de mecenazgo, ¿cuándo cree que pasará por el Congreso?
R. No conocemos el calendario pero es obvio que una ley así debería considerar las aportaciones altruistas a la ciencia como mecenazgo, como ocurre en otros muchos países. Desde Asebio apoyamos esa medida porque la ciencia es la base de la innovación biotecnológica y solicitamos incentivos fiscales para aquellos inversores que faciliten el desarrollo de actividades de alto valor añadido en el país. Llevamos décadas incentivando la compra de viviendas, y esta política ha contribuido al desarrollo de un sector inmobiliario que, a la larga, se ha demostrado insostenible. ¿Qué pasaría si hubiéramos favorecido de la misma forma a inversores en Pymes tecnológica?
P. Son muchos los ejemplos
de colaboración público-privada que estamos viendo. ¿Existe un marco legislativo adecuado o habría que modificarlo?
R. Creemos que hay ciertas iniciativas de colaboración público-privadas que deberían modificarse para adaptarse al sector. Para nosotros, dos de las más importantes son el programa Innvierte y el proyecto Alinnsa. El primero, que iba dirigido a proyectos de los sectores TIC, energía y biotecnología, quedó desierto en nuestro sector porque no se adaptaba a las condiciones de mercado y necesidades del mismo. Por otro lado, la alianza Alinnsa, de la que soy vicepresidenta en representación de Asebio y otras patronales como Farmaindustria, FIAB, Ametic y Fenin, necesita un cambio de planteamiento respecto al inicial en el sector de la salud que ahora mismo estamos abordando en distintos encuentros de los miembros de dicha alianza.
P. La desinversión presupuestaria en I+D y en Universidades deja en un papel delicado a las Otris. ¿Qué futuro les aguarda?
R. Nosotros somos contrarios a cualquier tipo de recortes en investigación, aunque entendemos la gravedad del momento. En todo caso, si se han de producir recortes es una buena oportunidad para premiar a los que están haciendo bien su trabajo y desinvertir en estructuras que no han aportado valor. En el caso de las Otris hay una gran diversidad de experiencias y modelos y no todos son de éxito. Además, hemos trabajado mucho para poner en marcha y mantener la actual política de exención de avales y garantías en los préstamos para proyectos de I+D+i para las spin off.