Pregunta. Primero, presentemos al otro ‘invitado’ a la entrevista.
Respuesta. Es Pompón, mi perro. Bueno, en verdad no solo es mío. Lo tengo en régimen de adopción y ‘comparto’ la propiedad con la Comunidad de Madrid. ¡Tenemos hasta contrato firmado!
P. Conocía los contratos de riesgo compartido… No de perro compartido. No obstante, hoy nos acompaña él, pero bien podrían ser otros, ¿no?
R. Sí, porque me encantan los animales. En la casa familiar siempre ha habido todo tipo de especies. Perros, gatos, peces, ovejas, loros, caballos… He tenido hasta una mona titi durante doce años. Tendría un Faunia en casa si no viajase tanto.
P. ¿Una mona? ¿He aquí la Jane Goodall del sector farmacéutico?
R. Reconozco que es extraño tener una mona por mascota. Pero seguro que hay gente del sector que ha hecho cosas más extrañas que yo.
P. Bueno, quizás así te resulta más fácil comprender la ley de la selva que a veces parece regir el sector ‘farma’.
R. Es cierto que puede dar esa visión, pero como en cualquier otro sector de índole ejecutiva. Ahora bien, tengo por seguro que somos mayoría los que en la industria farmacéutica pensamos por y para los pacientes, sea cual sea nuestra responsabilidad, y que los ponemos por delante de cualquier otra cuestión.
P. Tú eres el ‘alfa’ de la Unidad de Oncología de Merck, pero, visto lo visto, quizás es hora de pedir a Belén (Garijo) una Unidad de Veterinaria.
R. No estaría mal. Hacen falta medicamentos innovadores para el mundo animal, con muchas enfermedades para los que todavía no hay tratamientos. Creo que es un área con mucho desarrollo y, ya en lo personal, considero que un animal enfermo tiene el mismo derecho a contar con tratamientos para sus males que una persona.
P. Evitemos suspicacias. A pesar de tu apego por el mundo animal, nunca has tenido ganas de irrumpir en vuestros laboratorios a boicotear investigaciones, ¿verdad?
R. Nunca me lo he planteado. Por mucho aprecio que tenga al mundo animal y a cualquier especie, tengo claro que las personas van primero y sé del fundamental papel que tienen en los estudios.
P. Hablando de ello. Esmeralda, es una pena que la investigación en Oncología no siempre ‘dé frutos’, ¿no?
R. Por desgracia es así. La Oncología es un área que consume muchos recursos económicos para obtener bajos porcentajes de éxito. Pero de lo que no tengo duda es que si no arriesgamos e invertimos, seguro que no hay frutos.
P. Tú que has adiestrado equinos, ¿cuál es tu actual caballo de batalla?
R. En lo profesional, lograr que los tratamientos lleguen a los pacientes; que no haya problemas de acceso. No puedo entender que por problemas de equidad o de presupuestos ciertos tratamientos elegidos por los facultativos no lleguen a quienes los necesitan. Es un caballo de batalla que tenemos desde hace años.
P. ¿Y en lo personal?
R. Cuidar de mi hija y ser feliz.
P. Y para ser feliz, hay que decir “lagarto, lagarto” a…
R. Al pesimismo. A la falta de ganas o empuje por lograr algo.
P. Queda claro que, aunque dices que hay que aprender mucho del reino animal, de Pompón no ‘copias’ su visión de la vida en blanco y negro.
R. No. De él me quedo con su gran olfato y su memoria. Cuando convives con perros te das cuenta que, al contrario de lo que se dice, tienen una gran memoria.
P. En definitiva, él es una gran compañía. ¿Tanto como Merck?
P. Sí, tanto como Merck.
La trayectoria profesional de Esmeralda de Frutos (Madrid, 1971) confirma que no es un animal de costumbres. “Proyecto profesional que se me abre y me gusta, proyecto al que me lanzo”, confirma. Así, ha ocupado diversas posiciones en Schering Plough, Roche, Gilead y Celgene. Ahora, desde 2013, es directora de la Unidad de Oncología de Merck Serono.