Tras la travesía en el desierto que ha atravesado el sector farmacéutico durante un lustro de crisis económica, donde en tan solo los últimos tres años el gasto farmacéutico ha sufrido un recorte del 28 por ciento, Elvira Sanz, presidenta de Farmaindustria, cree que ya ha llegado el momento de volver a apostar por el sector. “Para que España sea puntera a nivel internacional tiene que apostar por el sector farmacéutico porque somos ejemplares en las principales características que debe tener un país: fomento del empleo, gran producción y un peso determinante en las exportaciones”, afirmó. Con esta terna de virtudes, Sanz considera que ha llegado el momento de “apoyar a nuestro sector para convertirlo en la locomotora económica del país”.
Tras haber superado los albores del siglo XXI, la definición de modelo económico para el futuro a medio plazo ha sido el principal debate durante el ‘Foro de la Industria Farmacéutica en la Comunidad de Madrid’. En este contexto, Sanz ha propuesto al Gobierno regional que se abra un marco de diálogo permanente con la industria farmacéutica en el que se involucren las consejerías concernidas con el sector, con el objetivo de avanzar de forma conjunta en la senda de progreso. Junto a la presidenta de Farmaindustria, también ha participado la secretaria general del ministerio de Sanidad, quien ha recordado que el grado de innovación de un fármaco estará ligado a la contribución al Producto Interior Bruto (PIB). “Hicimos el Real Decreto Ley 16/2012 con este objetivo, además de establecer el sentido común en el gasto farmacéutico y poder pagar las facturas que nos dejaron pendientes”, afirmó.
Desde la comunidad de Madrid, Javier Maldonado, viceconsejero de Asistencia Sanitaria, resaltó el grado de compromiso que la región muestra con la innovación “porque trabajamos para tener una sanidad de alta calidad”. Así, explicó que un 45 por ciento de los presupuestos van destinados a esta partida “siendo la comunidad que más destina en valores relativos”. Sin embargo, recordó que su responsabilidad “es la gestión y para ello tenemos que desarrollar procedimientos de compras, con la implicación de los profesionales sanitarios, para poder liberar recursos que vayan destinados a esa innovación”.
Precisamente el debate sobre qué precios se deben pagar por ciertos medicamentos para destinar recursos sobrantes fue un tema discutido por el presidente de Lilly, Javier Ellena. “El mercado a precio de genérico es del 73 por ciento y, por tanto, no me puedo creer que un 27 por ciento sea la amenaza real de la sostenibilidad del sistema”, afirmó. En este sentido, Ellena quiso diferencia los conceptos de precio y de valor, asegurando “que el segundo está prácticamente desaparecido por el primero”. “La innovación debe ser amparada como apuesta de país y los bandazos que se han visto en los últimos años provocan que ahora una apuesta firme sea difícil de creer”, espetó.
Del mismo modo, Juan López-Belmonte, presidente de Rovi, aseguró que “no queda más ahorro en este sector del que ya hemos hecho y no podemos perder el valor de un fármaco al colocarlo al mismo precio que un café”, al tiempo que coincidió con Sanz al situar al sector como “motor de crecimiento de España”. Juan Iranzo, decano-presidente del Colegio de Economistas de Madrid, suscribió las palabras de López-Belmonte cuando aseguró que “todas las políticas de salud deben ir orientadas a ahorrar, pero debe ser en otras partidas y no en el precio del medicamento, que es el que asegura la próxima innovación”.
Además de la industria innovadora, el sector del genérico también tuvo su espacio en este foro. El presidente de Aeseg, Raúl Díaz-Varela, resaltó la gran presencia de compañías de genéricos y su capacidad para conseguir que el sistema sanitario sea sostenible. “Nuestra inclusión en Profarma da muestra de nuestra labor”, dijo.
Durante el Foro, se produjo un debate sobre la viabilidad de las compañías y su capacidad de aportar innovación a la sociedad si sufre continuas bajadas de precio en sus medicamentos y el camino regulatorio es tan farragoso. Tanto César Nombela, rector de la Universidad Internacional de Menéndez Pelayo (UIMP), como Juan Iranzo, presidente del Colegio de Economistas de Madrid argumentaron que “un mayor tiempo de patente podría otorgar el retorno que espera una compañía tras aportar un medicamento al Sistema Nacional de Salud”. En este sentido, Iranzo explicó que “para conservar la inversión hay que plantearse esos veinte años de patente porque todos sabemos que al final, entre unas cosas y otras, se quedan en unos ocho años”.
Sin embargo, desde el sector del genérico se oponen diametralmente a esta posibilidad ya que entienden que el tiempo del cual disfruta la compañía innovadora es suficiente. Asimismo, Javier Rodríguez, consejero de Sanidad de la comunidad de Madrid, quiso transmitir a la industria que “se puede innovar en bajar los precios de los medicamentos mejorando, por ejemplo, los procesos de producción”.