carlos b. rodríguez
Madrid
Ni pacto, ni cohesión, ni sostenibilidad. “Innovación” fue la palabra más repetida por el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, en su participación en los encuentros organizados por la Fundación Bamberg para el impulso de las tecnologías de la salud. Que la innovación se incorpore al SNS “con criterios de racionalidad” es para él un elemento fundamental para garantizar la sostenibilidad del sistema. El discurso suena bien a la industria farmacéutica, que no olvida, sin embargo, que aún quedan muchos flecos sueltos. La respuesta podría estar en un organismo nacional al estilo del NICE británico. Y Sanidad no descarta su creación.
De hecho, el cómo medir la innovación forma parte, como aseguró Martínez Olmos, del debate que se desarrolla en el Pacto de Estado por la Sanidad, cuya firma, anunciada para fin de año, es inminente. Más allá de eso, el secretario general no pudo confirmar nada más acerca del proyecto de un NICE español, si bien aseguró que en el seno de los trabajos del pacto “sí hay una idea compartida de mejorar el procedimiento” para valorar la innovación.
Mientras se articula este procedimiento, la industria sufre lo que un representante del sector calificó como “bache” entre lo que aprueba el ministerio y lo que luego deciden las comisiones de farmacia hospitalaria de las comunidades. En este sentido, Martínez Olmos ratificó lo señalado a este periódico hace unas semanas por el ministerio en relación a la resolución del Servicio Andaluz de Salud: no hay ninguna novedad en lo relativo a las decisiones acometidas en las comisiones de farmacia hospitalaria, cuyos procedimientos son “habituales”. En todo caso, el asunto refleja, en opinión del número tres del ministerio, la necesidad de encontrar un mecanismo satisfactorio para todos en la toma de decisiones.
Coste-efectividad
En momentos de crisis, es importante hacer valer la sanidad más como inversión que como gasto, empezó su discurso Martínez Olmos. Sobre todo porque el dinero que habrá que poner en el plazo de diez años será mayor para garantizar la innovación y cubrir la demanda que generará una población cada vez más envejecida y afectada por patologías crónicas.
Aunque el secretario general no quiso lanzar previsiones sobre cuánto costará el servicio sanitario a corto plazo, advirtió de que el principal reto consiste en descubrir nuevas formas de mejorar la gestión de los recursos. “El problema es resolver la ecuación coste-efectividad que se plantea para incorporar la innovación”, añadió.
En su opinión, hasta ahora España ha resuelto bien esta ecuación, al menos en el campo de los medicamentos, y ello a pesar de lo “cuestionable” que les pueda parecer a algunos el actual sistema de precios. Ahora, Martínez Olmos cree que ha llegado el momento de “dar un paso más” e incorporar ese mecanismo, basado en la evidencia científica, al campo de las tecnologías sanitarias, y aprovechar el marco de la UE. “Es más fácil hacerlo a nivel europeo que si lo hacemos país por país, lo que generaría desigualdad en el acceso”, afirmó.
El denominador común de tener 400 millones de ciudadanos abre además, según el secretario general de Sanidad, la posibilidad de aprovechar las economías de escala, ampliar los clientes potenciales y garantizar adecuadamente la innovación a precios adecuados.
Agenda
Según Martínez Olmos, aún quedan pasos por dar para construir el espacio sanitario europeo. A la espera de que se presenten los objetivos para la presidencia española, el secretario general confirmó que entre las prioridades sanitarias destacan la aprobación del paquete farmacéutico y de las directivas en desarrollo, así como la importancia de la coordinación entre países que ha puesto de manifiesto la gripe A.
AF
“El conocimiento científico no es patrimonio de ninguna profesión”. La frase resume la postura de Martínez Olmos en un asunto en el que no es ningún novato. Si parte de que el médico prescribe, cree que el farmacéutico tiene mucho que aportar, sobre todo entre los pacientes crónicos polimedicados. Consciente de ello, Sanidad ha dedicado 30 millones para que las comunidades ejecuten programas de AF.
Industria
El tejido industrial farmacéutico español debería ser reconocido por su continuidad, por apostar por el empleo y por la inversión. El secretario general recogió el testigo que le pasó Juan López Belmonte y habló en concreto de la apuesta de Rovi con la fábrica de vacunas de Granada. “A todos nos conviene que se reconozca. Hay mecanismos que se pueden reforzar y seguir desarrollando”, dijo.
El Carlos III
“Yo no me hubiera dejado quitar el Carlos III”, tuvo que escuchar Martínez Olmos, que por enésima vez intentó desmitificar la necesidad de contar con un instituto gestionado por Sanidad. “Los organismos a veces se rebelan”, dijo. Aún así, no es el caso del Carlos III, con el que Sanidad dice haber trabajado a la perfección en la gripe A. “No ha sido ningún problema que esté en otro ministerio”, subrayó.