El Ministerio de Sanidad, a través de la dirección general de Cartera Básica y Farmacia, habría publicado, según ha podido saber EG, la guía de buenas prácticas para la preparación de medicamentos en servicios de farmacia hospitalaria haciendo caso omiso a la solicitud de rectificación que le habían hecho los redactores de la misma el pasado día 12 de noviembre. Estos, por medio de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), remitieron al ministerio unas sugerencias solicitando la modificación de dos puntos que, a juicio de esta organización, “van en contra de las medidas que han adoptado desde hace años los servicios de farmacia, bajo el amparo de las distintas consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas, para fomentar el ahorro en el gasto farmacéutico al SNS”.
Concretamente, en el escrito de la SEFH, firmado por Carmen López, del Hospital Clínic de Barcelona; Carmela Dávila, de Pontevedra; María Nieves Vila, de la Fe de Valencia; José María Alonso, del Reina Sofía de Murcia; y María Sagrario Pernía, del Gregorio Marañón de Madrid, se indicaba, por un lado, la “inadecuada” redacción del párrafo de los principios generales (punto 3 de las disposiciones generales), donde dice claramente que “no se debe realizar [la preparación] si está disponible en el mercado una alternativa terapéutica adecuada con una autorización de comercialización”.
Para los firmantes, esto supondría la limitación de la preparación de algunos medicamentos que se fabrican a partir de otros comercializados para cubrir las necesidades de pacientes que, por ejemplo, “tienen dificultades para la deglución o son portadores de sonda nasogástrica, así como aquellos que requieren un enmascaramiento preparado o dosis individualizadas para limitar el número de presentaciones en el hospital y evitar así errores de medicación”. Por este motivo, y para no contravenir la autorización para la preparación y el objetivo de la eficiencia, expresados en el prólogo de la guía, proponían sustituir el “no se debe” por un “no se recomienda”, dejando a los profesionales sanitarios la decisión sobre la conveniencia de la preparación.
Productos no fraccionables
Por otro lado, en la SEFH no habían quedado conformes con la sección 5 del anexo 4, en el que se insta a evitar el fraccionamiento de las cápsulas de gelatina dura (aquí la guía incluía previamente un “no se puede” que fue sustituido por un “no se debe”), así como de los medicamentos de especial control médico o con medidas especiales de seguridad y los que tienen principios activos con estrecho margen terapéutico. En el primero de los casos, los firmantes exigían directamente la eliminación de la frase (5.4), por ser incoherente con el hecho de que quedara avalada en el caso de necesidad en el apartado de preparados de sólidos orales.
Con respecto al segundo grupo de productos, sugerían una redacción en la que se delimitara el tipo concreto de comprimido que no se debe fraccionar (los de liberación modificada, los de uso bucal ni los liofilizados orales). De lo contrario, y dado que el punto 5 llama a valorar otras alternativas existentes, podría darse el caso de que haya pacientes que se queden sin tratamiento, “por la dificultad de encontrar alternativas a terapias como acenocumarol y warfarina, tacrolimus o levotiroxina”.
En caso de que no se hiciera caso a estas recomendaciones, los farmacéuticos de hospital habían solicitado la eliminación de sus nombres de la guía, y advertían de que “no podrán reproducirse las partes de la misma elaboradas por miembros de la SEFH”. Pese a ello, el Ministerio de Sanidad publicó la guía en su web y, aunque desde la sociedad lo ven como un “borrador”, lo cierto es que todo apunta a que el documento es definitivo.