Alberto Cornejo Madrid | martes, 31 de mayo de 2016 h |

En declaraciones a EG, el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, ha reiterado que cualquier posible ampliación de funciones asistenciales de las farmacias comunitarias —como la posibilidad de realizar “prescripciones complementarias” propuesta por Sefac— “nunca podrá invadir las competencias exclusivas que la legislación otorga a los profesionales médicos”.

Cabe recordar que en el recién celebrado VII Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios, la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac), organizadora del encuentro, propuso que los farmacéuticos pudiesen llevar a cabo lo que denominan como “indicación o prescripción complementaria” ante determinadas situaciones — como cambio de forma farmacéutica para una mejor adherencia, alargamiento o renovación de tratamientos—. Aunque desde esta sociedad se incide en que dichas actuaciones se llevarían a cabo en todo caso en conocimiento, coordinación y consenso con los médicos, no parece que esta cuestión ‘gane para la causa’ al máximo representante de la OMC. “Ningún intento de salto cualitativo debe invadir o estar por encima de la definición de competencias exclusivas que nos otorga la ley; y las mismas están muy claras”, expone Rodríguez Sendín.

En concreto, el presidente del OMC incide en un argumento que ya ha manifestado en otras ocasiones a este periódico, siempre como respuesta a los ofrecimientos de la profesión farmacéutica de aumentar sus funciones asistenciales en beneficio del paciente. Un mensaje que, por ejemplo, ya transmitió en el pasado respecto al seguimiento farmacoterapéutico desde las boticas y que ahora ‘repite’ para las unas hipotéticas ‘prescripciones complementarias’: “Insisto en lo de siempre: si yo como médico no puedo dispensar medicamentos, nadie debe acometer funciones que le corresponden al facultativo, sea cual sea la definición que se le otorgue a esa función: indicación, prescripción u otro concepto”, expone a EG. Así las cosas, nuevamente parece ser que cualquier atisbo de avance asistencial de la farmacia tiene en el recelo de otros profesionales (al menos en sus corporaciones oficiales) el principal obstáculo hacía el éxito.