No me sorprende el impacto del informe, cuando a alguien le cuestionas su estatus es normal que se moleste”
En la farmacia, aunque no se desee, priman aspectos económicos y comerciales, no se puede negar”
Todo servicio público o servicio público de gestión debe asignarse en función del mérito y la capacidad”
La histórica pugna que libran médicos y farmacéuticos acerca de la Atención Farmacéutica tuvo un nuevo episodio con la salida a la luz pública de un informe de la Organización Médica Colegial (OMC) que no dejaba títere con cabeza: farmacia, distribución, industria… El presidente de la máxima institución médica de España, Juan José Rodríguez Sendín, analiza para EG los pormenores de este polémico informe.
Pregunta. ¿Están sorprendidos por el impacto (y en especial, las duras críticas) que ha tenido su informe sobre el sector farmacéutico? ¿Creen que no se ha entendido el objetivo del mismo?
Respuesta. No me ha sorprendido. Es normal que cuando a alguien le cuestiones su status se moleste. Pero se necesita algo más. Quiero aclarar que el informe es de la Asamblea General de la OMC que, tras un mes de valoración, lo aprobó sin ningún voto en contra.
P. En conversación mantenida la semana pasada con este redactor, el vicepresidente de la OMC, D. serafín Romero, indicó que “entendía el cabreo de los farmacéuticos, ya que algunas de las propuestas del informe afectaban a la línea de flotación del modelo farmacéutico”. ¿Comparte Usted este parecer?
R. Si e incluso precisaría que “afecta al modelo económico que acompaña al modelo de oficina de farmacia”
P. Como sabrá, desde las corporaciones y sociedades farmacéuticas se defiende que las oficinas de farmacia son “parte indispensable” del SNS y, más en concreto, para la “sostenibilidad” del mismo. En base a lo que se expone en este informe (plantea en cuánto se podría cuantificar el ahorro si desparecieran las OF, se alude a que en otros países no existe la necesidad de una OF, etc.), ¿No lo entienden ustedes así?
R. No es la existencia de la oficina de farmacia lo que se cuestiona sino el modelo de relación que a su vez ensambla con el modelo de distribución, ambos exclusivos y excluyentes, y, muy especialmente, con la falta de control estricto sobre la distribución adquisición y dispensación de cada envase de medicamento que se ha puesto de manifiesto en el escándalo reciente relacionado con las exportaciones paralelas
P. Respecto a las autorizaciones de OF, ¿qué ventajas estimas ustedes que aportarían las concesiones temporales obtenidas mediante sistema meritocrático en vez de los criterios actuales (mantenimiento de la autorización aun en casos de jubilación, etc)?
R. Es un problema de concepto, de control y de igualdad de oportunidades. Todo servicio público o servicio público de gestión privada debe ser asignado en función de merito y capacidad y no existe ninguno que, además de ser protegido, sea indefinido, heredable y negociable. Esas condiciones no son nuevas ni extrañas; eran aplicables a los farmacéuticos del cuerpo de sanitarios locales y así acceden los profesionales sanitarios a los puestos del SNS y, por supuesto, los profesionales farmacéuticos en los servicios de farmacia hospitalaria y de Atención Primaria a los que nadie cuestiona.
P. Ustedes apuestan por aplicar la Directiva Europea de Liberalización de Servicios al ámbito de las oficinas de farmacia. ¿Qué vicios/malos hábitos creen que acarrea el actual modelo farmacéutico regulado?
R. Hay defectos y perversiones en todos los ámbitos y agentes de la cadena de valor del medicamento, incluido los prescriptores. El documento no habla solo de la Oficina de Farmacia; lo hace integralmente de todos y cada uno de los agentes que intervienen en ella, de manera, que hay errores y vicios que afectan a todos y que se desprenden de la lectura del informe. En todo caso, destacaría como vicios/malos hábitos como usted los denomina, por exceso o por defecto, tales como la falta de control y seguimiento de cada envase singular del medicamento, un elemento clave que, además de múltiples consecuencias indeseables como la ya mencionada de exportaciones paralelas, fraude y desabastecimiento nacional, provoca en un mundo globalizado otras consecuencias en cadena de las que destaco, por ejemplo, aquellas que provocan riesgos para los pacientes por medicamentos no prescritos o falsificados que se pueden adquirir por Internet. La compensación al farmacéutico depende siempre y solamente del valor de lo que dispensa y de ello depende, a su vez, el valor agregado de su Oficina de Farmacia, de manera, que el valor añadido no está en la labor del profesional farmacéutico, sino en las ventas y posición incluso geográfica de su Oficina de Farmacia. Es fácil justificar que quien dispensa no diagnostica, ni induzca a la adquisición o consumo de fármacos, ni que el que diagnostique, no dispense ni tenga beneficios por hacerlo. Esto, en los servicios hospitalarios y de Atención Primaria, está resuelto y ambas profesiones conviven estupendamente. La primera barrera para proteger la salud de los pacientes es disponer de toda la información terapéutica individualizada que le corresponde para evitar errores y duplicidades. En consecuencia, el paciente/ciudadano no podrá adquirir medicamentos, sujetos a prescripción médica o no, sin que quien los prescribe o quien los dispensa no disponga de la relación de todos aquellos que utiliza o ha utilizado previamente. Esto solo se consigue con sistema de información terapéutica abierto a farmacéuticos, enfermeros y médicos que, con las garantías precisas, permita acceder y registrar todos los medicamentos y al que se acceda mediante identificación previa del profesional, tras el consiguiente permiso de cada paciente. Para los medicamentos sujetos a prescripción médica, en todos los casos debe garantizarse que la prescripción ha sido realizada por un médico y en un documento irrepetible, no multiplicable, anulable tras la dispensación correspondiente de la que debe quedar constancia tanto de quién como de dónde se ha realizado.
P. Respecto a las competencias asistenciales atribuidas al farmacéutico, ¿creen ustedes que se está yendo demasiado deprisa respecto a sus nuevas atribuciones asignadas/reconocidas en la atención/seguimiento/control al paciente?
R. Creo que esa pregunta ya la he respondido si la atención farmacéutica tiene que ver con los cuidados y controles precisos para evitar duplicidades, favorecer el cumplimiento de la prescripción o detectar errores y, en consecuencia, evitar riesgos para el paciente. En esto, ya hemos ofrecido soluciones. Pero, si se trata de reproducir en las Oficinas de Farmacia las tareas encomendadas a la profesión médica relacionadas con el diagnostico o el consejo terapéutico o bien reproducir los cometidos de los farmacéuticos hospitalarios o de Atención Primaria, nos opondremos y la razón es lo expuesto en el apartado anterior “quien diagnostica y prescribe, no dispensa y quien dispensa, ni diagnostica ni prescribe”. Las razones son obvias si se quieren entender.
P. Desde el colectivo farmacéutico se manifiesta que atribuir mayores competencias a este profesional (o bien ‘repartírselas’ con otros profesionales sanitarios) ahorra costes al sistema. Sin embargo, en el informe de la OMC se considera que “compartir competencias aumenta los costes”. ¿A qué se debería este aumento de costes?
R. Se trata, por un lado, de evitar las consecuencias de aumentar los conflictos de intereses y las perversiones que de ello puedan derivarse. Por otro, hay otros profesionales, médicos y enfermeros, cuyas competencias incluyen esas tareas y cuya actuación no solamente está integrada sino sometida a las mismas interpretaciones socio-sanitarias. Por si fuera poco esas tareas deberían ser retribuidas, costes que evidentemente desequilibrarían más la balanza presupuestaria en detrimento del capítulo I y en especial de los recursos humanos asistenciales. Porque, simétricamente, cabria presuponer que también ahorraría costes si las competencias de las oficinas de farmacia se concentraran en los centros sanitarios y fueran desempeñadas por los farmacéuticos adscritos a los mismos, además de las labores que actualmente desempeñan. Y, en este caso, nos ahorramos posibles conflictos de interés. O en las clínicas veterinarias dadas sus especiales características ¿Por qué no? Solo por conveniencia de una parte?
P. ¿Creen que el ámbito de la oficina de farmacia, por sus características (trabajar con márgenes, ser “juez y parte” en la dispensación de medicamentos, monopolio artificial sigue rodeando de cierto halo comercial/económico y no exclusivamente sanitario, como debería ser?
R. Radicalmente si y los últimos acontecimientos, aunque solo afecte a unos 200 -una minoría-, así lo demuestran. Pero no debería ni ocurrir ni poder ocurrir si se establecen los mecanismos apuntados para evitarlo. Aunque se niegue, esto está organizado de tal manera que aunque no se desee priman los aspectos económicos y comerciales porque de ellos dependen la supervivencia, en algunos casos como el de las farmacias rurales pequeñas, y el de la rentabilidad y capitalización de lo invertido, en el caso de las grandes. Y en un mundo como en el que vivimos, la regulación de un sector tan complejo como el sanitario no lo podemos dejar, en ningún caso, a la interpretación y buena voluntad de cada cual
P. ¿Temen que la repercusión de este informe pueda afectar a las relaciones entre OMC y Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos?
R. Todos sabemos muy bien de lo que hablamos y porque lo hacemos. Todos tenemos que responder a nuestras obligaciones institucionales. Y, a pesar de todo, nuestras relaciones, seguirán siendo correctas, como siempre. Nosotros no podemos estar de acuerdo con la distribución del gasto sanitario y con los mecanismos actuales que lo determinan. Los compromisos adquiridos por el Gobierno de España para el 2016 obligan a recortar en el 2017 otros 6.500 millones de euros mientras el gasto en medicamentos sigue subiendo el año pasado y este también. ¿Resuelve alguien el problema, sin que aumenten las listas de espera ni pasen al paro más médicos y enfermeros o bajen sus salarios?