| domingo, 12 de octubre de 2008 h |

LUCÍA GALLARDO

Barcelona

Pregunta. Su presidencia en Farmaindustria acaba en un momento decisivo, marcado por la negociación de un plan para el sector que puede ser histórico. ¿Cómo va su elaboración?

Respuesta. Estamos muy cerca de acordar entre ambas partes el Plan Integral para el sector farmacéutico, que, aunque liderado por el Ministerio de Sanidad y Consumo, está siendo arropado por el resto de ministerios implicados o interesados en el desarrollo del sector industrial farmacéutico. En estos momentos, se encuentra en una fase de elaboración muy avanzada, y los últimos flecos los acordaremos próximamente.

P. ¿Cuándo está previsto que vea la luz?

R. Estamos esperando que, a corto plazo, se presente un informe independiente sobre el sector farmacéutico que hemos encargado a iniciativa de ambas partes. Sus conclusiones darán el impulso definitivo al Plan Sectorial y servirá de plataforma para alcanzar el acuerdo final. El documento, que está siendo elaborado en la actualidad, mostrará la situación del sector y pondrá de manifiesto el interés que puede tener para un país impulsar una industria que basa su competitividad en elementos como la generación de conocimiento o la contratación de empleo cualificado.

P. El informe ¿señalará a la industria farmacéutica como un importante motor económico?

R. Así es. Reflejará el sector farmacéutico como catalizador de la nueva economía que todos deseamos para el futuro de España. Esto significa una oportunidad, no sólo para el sector, sino también para el Gobierno y, en definitiva, para el Estado.

P. ¿Cuáles deben ser, según Farmaindustria, las líneas generales de este plan?

R. Por un lado, creemos que debe ser capaz de aportar previsibilidad y confianza, muy necesarias por tratarse de un sector altamente regulado. Si esto se consigue, las compañías aumentan sus inversiones. Por otro lado, queremos captar más inversión de la industria internacional en España.

P. Y debe estimular la I+D, ¿no?

R. Por supuesto, otra de las líneas generales del plan debe ir encaminada a permitir al sector farmacéutico seguir liderando el esfuerzo en innovación en España, algo que hoy ya es una realidad, puesto que se trata del sector industrial privado más intensivo en I+D. Queremos que, en el medio y largo plazo, la dedicación del total de la facturación a I+D de la industria crezca un 50 por ciento. Hoy invierte un 6 por ciento, que aspiramos que aumente hasta el 10 por ciento.

P. ¿A pesar de la crisis?

R. A pesar de la crisis. Hay que tener en cuenta la singularidad de la industria farmacéutica. En un entorno de desconfianza económica e industrial, es lógico que se reduzca su facturación. Sin embargo, no hay que olvidar que se trata de una industria de periodos largos. Precisamente para evitar que las etapas de crisis afecten a unas inversiones que son necesarias para la subsistencia de las empresas farmacéuticas a largo plazo, necesitamos trabajar por un marco de estabilidad.

P. ¿Y de ahí el Plan Sectorial?

R. El plan tiene más valor en un momento como el actual, porque debe aportar dicha estabilidad y tratar de impedir que el sector no sufra tanto las consecuencias de la crisis y pueda seguir manteniendo su ritmo de inversión. Que se trata de un sector singular también lo revela el hecho de que, cuando hay periodos de bonanza económica, la industria farmacéutica no ha gozado de los crecimientos que la gran mayoría de otros sectores han experimentado. Sólo cabe recordar que el nuestro está creciendo durante los últimos cinco años por debajo del PIB, un dato muy significativo a la hora de valorar la evolución del sector.

P. Entonces, ¿en qué medida va a afectar la crisis económica al sector farmacéutico?

R. Esperamos superar la crisis y que el país recupere la senda del crecimiento. Mientras, la industria farmacéutica debería poder mantener sus planes de inversión. Este es el gran reto del sector farmacéutico, al que debe dar respuesta para mantener su competitividad.

P. ¿Cree que se puede resentir la inversión en I+D de las empresas?

R. Una compañía farmacéutica no puede cerrar sus planes de I+D porque si lo hace pone en jaque su futuro. Son los proyectos los que mandan y, para ser competitivos, el nivel de esfuerzo debe sostenerse a lo largo del tiempo. No hay que olvidar que los proyectos de I+D tienen un periodo entre 8 y 12 años. Una compañía no puede regular sus inversiones en función de su disponibilidad financiera, porque acaba perjudicando el proyecto en sí y, en consecuencia, restándole competitividad. Y si el proyecto al final no es competitivo mejor no hacer I+D, porque esta actividad en el sector de la farmacia es muy exigente.

P. Pero si la facturación baja, habrá que recortar gastos de alguna parte, ¿no cree?

R. Esperemos que los volúmenes de negocio se mantengan a un nivel que permita conservar los ritmos de inversión en I+D. Estamos expuestos al riesgo de que la crisis nos afecte de tal manera que, para mantener unos niveles de rentabilidad mínimos para empresas de nuestro tamaño, debamos restar en I+D, porque esto nos puede solucionar la cuenta de resultados de este año. Sin embargo, ya he explicado que esto acabará perjudicándonos enormemente a más largo plazo.

P. La sensación que se respira en Farmaindustria ante la situación financiera ¿es de tranquilidad o más bien de histeria?

R. Tranquilidad, ninguna, pero histerismo, tampoco. La situación actual debe suponer un estímulo para nosotros y debemos abordarla de forma proactiva. Es decir, que, más que nunca, exige a la patronal que demuestre su capacidad de anticiparse a hechos desfavorables que puedan suceder en un futuro próximo. Respecto a esto, diría que podemos estar satisfechos de esta forma de hacer que caracteriza a Farmaindustria.

P. Entremos en materia. ¿Cómo valora la nueva Orden de Precios de Referencia?

R. Para empezar, debo decir que Farmaindustria está de acuerdo con las actuaciones que ayuden a controlar el gasto farmacéutico y, en este sentido, los precios de referencia son una medida clave. El hecho de que la cuestión de patentes se esté resolviendo favorablemente, con un reconocimiento de la innovación, facilita que la orden se desarrolle en esta misma línea, bajo la idea de que los productos que han perdido su protección estén sujetos a una generación de ahorro. Con esto quiero decir que los precios de referencia se deben usar de forma adecuada para que permitan un ahorro que, a su vez, debe revertir en un reconocimiento de la innovación.

P. En cuanto a las tensiones con la industria de genéricos, ¿cree factible llegar a acuerdos con ellas, viendo que hay más asuntos que les unen que les separan?

R. Absolutamente. Farmaindustria considera los productos genéricos como una parte importante en la sostenibilidad del sistema farmacéutico. Sin embargo, hay que preservar unas garantías que describen al producto farmacéutico en cuanto a calidad y servicio. También creo que será beneficioso acabar de clarificar el tema de las patentes, reconocer la innovación y, por tanto, el derecho de las compañías a proteger sus invenciones a través de las patentes. Otro factor positivo es que la Orden de Precios de Referencia vaya madurando. Si se consigue todo esto, la industria de genéricos se irá aproximando a los intereses que tiene la industria innovadora en cuanto a la contribución que se hace con el medicamento al servicio sanitario de un país.

P. Su visión de la realidad del sector en general es de lo más positiva.

R. Por supuesto, si no iríamos mal. Creo que tenemos que ser positivos, porque de otra manera esto sería muy complicado, en todos los aspectos.

P. ¿Cree que será posible converger el precio de los medicamentos en España con los europeos?

R. Poco a poco vamos alineando los precios de los productos con los de la Unión Europea. Existe el compromiso por parte del Ministerio de Sanidad y así lo recoge la Ley de Garantías, que establece que para la fijación de precios se tomará como referencia el precio medio europeo.

P. Hay compañías nacionales que actúan como auténticas multinacionales. ¿Qué falta para que el resto lo haga?

R. Animarlas, generando previsibilidad y confianza, con el fin de poder llevar a cabo políticas de crecimiento y de inversión. Más en un sector como el farmacéutico, porque es altamente intensivo. Estas políticas ya no son una cuestión de voluntad por crecer, sino que son una necesidad imperiosa para la competitividad de las empresas. Porque si no lo haces quedas fuera de juego. Es cierto que hoy empresas nacionales tienen presencia importante en el exterior, y debemos ir trabajando en esta línea.

P. Se acercan las elecciones a la patronal. ¿Qué destacaría de su mandato, tan marcado por el desarrollo de la Ley de Garantías?

R. El desarrollo de la norma está suponiendo un trabajo muy importante para el sector y considero que lo hemos iniciado con buen pie, dentro de un marco caracterizado por el diálogo, la confianza y la voluntad por las partes implicadas de resolverlo favorablemente. Siempre manteniendo el espíritu de la ley, se quiere garantizar que la industria tenga oportunidades y que el sector cuente con un entorno previsible y sostenible.

P. Sin embargo, dos años es poco tiempo. ¿Qué retos heredará su sucesor?

R. El tiempo ha pasado volando y lógicamente han quedado temas pendientes, lo que invita de nuevo a que las partes se entiendan para resolver los temas que vayan surgiendo. Mi sucesor heredará el deber de seguir trabajando, no sólo en el desarrollo normativo de la ley, sino por la definición de una política industrial que favorezca al sector en España.

P. ¿Qué acontecimientos destacaría de Farmaindustria durante esta legislatura?

R. Precisamente una de las cuestiones más relevantes, y que estamos resolviendo de forma favorable, es comenzar con buen pie el desarrollo normativo de la Ley de Garantías, sobre todo en lo que se refiere al reconocimiento de la innovación y en dotar al sector de previsibilidad. Los avances en la protección de las patentes también han protagonizado nuestras iniciativas en estos dos años. Otro de los retos ha sido demostrar nuevamente la capacidad de inversión en I+D del sector farmacéutico, que en los últimos años venía disminuyendo hasta llegar 2007 y 2008. Me siento feliz y honrado porque este crecimiento del gasto en I+D se haya producido durante esta etapa.

P. ¿Qué aprendió en estos años?

R. He aprendido mucho, del equipo de Farmaindustria, de mis colegas del sector, del Gobierno, de los ministros con los que he tenido la satisfacción de trabajar codo con codo y de todos los que se han interesado por Farmaindustria. Alguna vez he oído que algún presidente de la patronal que, al acabar su mandato, decía “aún me quedan 48 horas”. Yo digo: “Sólo me quedan 48 horas”, porque no sólo ha sido una oportunidad para contribuir al desarrollo del sector, sino que además a nivel personal es una plataforma de aprendizaje importante.