Los grupos de IU y PSOE acusan a CiU de reventar el Pacto por la Sanidad por razones partidistas, y al PP por oportunismo electoral
El PP dice que el informe de conclusiones estaba lleno de vaguedades, y CiU que las aportaciones iban en contra del sistema sanitario catalán
El PSOE acepta debatir el copago farmacéutico
carlos b. rodríguez
Madrid
La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, no podía haber imaginado una peor antesala a las primarias a la Comunidad Madrid. El pasado jueves fue un día nefasto para ella. A la presentación de unos presupuestos muy austeros se sumó una noticia que cayó como un jarro de agua fría sobre uno de sus principales avales frente a Tomás Gómez: rubricar con su firma el pacto sanitario. El encargado de comunicar esa noticia fue el presidente de la Comisión de Sanidad del Congreso, Gaspar Llamazares. Allí, las buenas intenciones para despolitizar la sanidad y buscar consensos por la sostenibilidad del SNS han durado año y medio, y han acabado en un duro, y doble, cruce de acusaciones. PP y PSOE por un lado, y CiU e IU por otro, se responsabilizan mutuamente por haber hecho imposible el pacto sanitario.
¿Y ahora qué? Era la pregunta más repetida después del anuncio. El Ministerio de Sanidad dio la callada por respuesta, aunque desde el PSOE se apresuraron a aclarar que el trabajo de la Subcomisión no tiene nada que ver con los trabajos institucionales. “Son cosas distintas y no deben interferir, por mucho que el PP se haya empeñado en identificarlos”, apuntó a EG el portavoz de Sanidad del Grupo Socialista en la Cámara Baja, Alberto Fidalgo.
Fracasado el intento parlamentario, las esperanzas de aportar un tinte político al Pacto por la Sanidad depende ahora por lo tanto de la capacidad del Ministerio de Sanidad y las fuerzas políticas de llegar a acuerdos. Más allá, el trabajo de la Subcomisión no habrá sido del todo en balde. El conjunto de 60 propuestas recogidas por Llamazares en el informe final de la Subcomisión, que ha sido en definitiva el detonante de la polémica, pasará a la Comisión de Sanidad, que tomará las decisiones que considere pertinentes. Allí, el PP ha asegurado que “la puerta sigue abierta”. De momento, esta semana el informe será enviado a los grupos, que lo vetarán si no lo comparten.
Responsabilidades
Será el final de una crisis parlamentaria que comenzó el pasado lunes, cuando Llamazares pasó el documento a los grupos, que debían negociarlo en la reunión del martes. Pero el texto fue filtrado, según IU, con el ánimo de boicotear la reunión. La Subcomisión volvió a reunirse el jueves, pero no había nada que hacer. Tras darlo por roto, IU y PSOE coincidían en el diagnóstico: la derecha parlamentaria reventó el pacto por razones partidistas (CiU) y oportunismo electoral (PP).
Para Fidalgo, se trata de una “oportunidad perdida con una gravísima responsabilidad por parte de quienes no han trabajado por el pacto”, en referencia al PP, que, según dijo, “pretendía hacer del debate para la consecución de un pacto un elemento de resolver problemas puntuales ligados al presunto déficit de los servicio de salud, obviado el sistema de financiación actual que han firmado las comunidades”. Además, el PSOE acusó al PP de no haber aportado por escrito ninguna propuesta en más de año y medio de trabajo, y de haberse limitado a presentar un documento que ponía “deberes a los demás grupos en un catálogo de disparos oportunistas”.
El PP se escuda, sin embargo, en las imprecisiones de un documento que no contempla el desarrollo de la LOPS, ni un nuevo papel para el farmacéutico, ni la protección de la innovación o medidas de política farmacéutica relacionadas con los precios de referencia o el impulso de los genéricos.
En cuanto a CiU, de oportunismo, nada. Su portavoz en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, respondió que su grupo parlamentario “no ha roto ninguna negociación en materia sanitaria”, aunque reconoció no estar dispuestos a aceptar “aportaciones de IU que vayan en contra del modelo sanitario catalán”.
El documento presentado por Llamazares planteaba entre sus puestos fuertes un rechazo al copago sanitario, con una excepción a los medicamentos, el fin de las mutualidades y la creación de otro tipo de fiscalidad para conseguir una financiación adicional finalista relacionada con los impuestos al tabaco y alcohol. Estos ingresos se destinarían al Fondo de Cohesión, una propuesta que no deja de cobrar significado tras la tijera que ha sufrido esta herramienta en los PGE.
El copago en Farmacia existe en España desde hace décadas, y los incrementos de su cuantía no han tenido un impacto importante en la evolución del gasto farmacéutico. No obstante, el informe de la Subcomisión propone un “análisis y actualización, si procede, del copago farmacéutico”, como única excepción a un rechazo del copago en la asistencia y del tique moderador.
Se trata de una de las novedades más importantes de un documento que podría abrir la puerta al debate en la Comisión de Sanidad, una vez esta cámara reciba el informe de conclusiones. En este caso la opinión del grupo mayoritario puede ser decisiva. En este sentido, el Grupo Socialista, lo valoraba positivamente y lo asumía para el consenso a pesar de que, según explicó a EG su portavoz de Sanidad, Alberto Fidalgo, no reflejaba exactamente sus posiciones políticas. Un ejemplo es el tratamiento de las mutualidades, una propuesta cuya oportunidad Fidalgo cree que habría que valorar más a fondo. Otro, el del copago farmacéutico, un punto que, según el portavoz, el PSOE comparte globalmente.