| viernes, 29 de octubre de 2010 h |

José Martínez Olmos

Su nombre llegó a barajarse cuando José Luis Rodríguez Zapatero se empeñaba en negar que no habría crisis de Gobierno más allá del cambio obligado en el Ministerio de Trabajo. Y vincular su nombre al cargo de ministro era, para muchos, una labor de inteligencia (dado el año y medio que queda de legislatura) y reconocimiento a quien ha sido, no sólo la columna vertebral de la política sanitaria de los últimos años, sino un auténtico vínculo y ancla para el sector. No pudo ser, pero su ratificación como secretario general de Sanidad le alza como el verdadero superviviente de esta especie de reality que ha sido el Ministerio de Sanidad de esta legislatura, en el que sus cargos han entrado y salido como en la casa de Gran Hermano. Él sigue como puntal del ministerio.