| viernes, 19 de febrero de 2010 h |

Olivier Ricq es gerente de Laboratorios Arkochim

El sector del autocuidado de la salud afronta su presente, y también su futuro, con un escenario legal diferente tras la entrada en vigor de la denominada Ley Ómnibus y de la aprobación por parte del Consejo de Ministros del Real Decreto que modifica diversos reales decretos y órdenes ministeriales. Este nuevo real decreto recoge la supresión de la verificación previa por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) como condición para autorizar un medicamento como publicitario.

Por otro lado, en lo que respecta al mercado de plantas medicinales, el Real Decreto 1345/2007 de 11 de octubre, por el que se regula el procedimiento de autorización, registro y condiciones de dispensación de los medicamentos de uso humano fabricados industrialmente, trajo la armonización del sector en cuanto al registro de estos medicamentos. Un real decreto que constituyó una gran oportunidad para el desarrollo de este mercado en nuestro país. Las oficinas de farmacia españolas tienen ahora todo el protagonismo en el desarrollo de este mercado: el consejo farmacéutico y la dispensación activa de medicamentos de plantas medicinales son las claves para su desarrollo.

En este sentido, este nuevo real decreto ha supuesto un acicate para la industria farmacéutica, que tiene ahora la posibilidad de registrar medicamentos tradicionales de plantas con unos criterios muy claros. Y también lo ha significado para la oficina de farmacia, que tiene que ver esta nueva legislación como una oportunidad de desarrollar su negocio.

Eso sí, bien es cierto que la ley deja la posibilidad de comercializar libremente preparados de plantas sin indicaciones terapéuticas en otros canales, pero no es menos cierto que muchos laboratorios farmacéuticos van a elegir, a buen seguro, la vía de los medicamentos tradicionales de plantas.

El beneficio está muy claro. La indicación plena y, sobre todo, posibilidad de distribuir a través de las oficinas de farmacia españolas, que representa el canal que toca el público más amplio y donde más posibilidad tiene este mercado de desarrollarse. Porque considero que no debemos olvidar que la barrera principal al desarrollo de este mercado es el hecho de que el 80 por ciento de los pacientes sigue sin haber usado nunca un medicamentos de plantas medicinales. Una situación que contrasta con lo que ocurre en países de nuestro entorno, como Alemania o Francia, en los que la proporción, sin llegar a ser inversa, es bastante opuesta.

Quizá este año, la crisis económica no ha mostrado la cara más favorable para el desarrollo de la fitoterapia pero, sin duda, en los años venideros el gran desafío para la farmacia española es el de saber aconsejar a sus pacientes medicamentos de plantas medicinales.