| viernes, 14 de septiembre de 2012 h |

Muchos se preguntan por qué algunas compañías toman la iniciativa de bajar el precio motu proprio obligando a las demás a hacerlo también. El mecanismo actual de precio más bajo (PMB) contempla que si en un mes alguien lo baja, sus competidores tienen la oportunidad de igualar al cabo de unos pocos días del mes siguiente (la “repesca”). De esta forma la audaz acción de la compañía que toma la iniciativa pierde todo propósito útil en pocas semanas, y el “sueño de una noche de verano” tiene un decepcionante despertar.

Ha sido una práctica común de pequeñas compañías desde hace años, quienes asumían la teoría de que con el precio más bajo los médicos recetarían y los farmacéuticos dispensarían, y así existiría un ahorro en medios de fuerza de ventas y promoción. Como toda teoría debe someterse a experimentación real, y los resultados eran siempre los mismos: en pocos días todos tenían el mismo precio y la cuota de mercado del iniciador no aumentaba (o disminuía), pero el valor de mercado bajaba. Mientras esta práctica era llevada a cabo por compañías pequeñas las cosas eran molestas para algunas moléculas (omeprazol, simvastatina, ibuprofeno…), pero no para el sector en su conjunto.

Pero ahora encontramos que se extiende a compañías con portfolio mucho más amplio, y alguna incluso anuncia su estrategia de aplicar esto de forma sistemática. Por tanto, podría ocurrir el efecto de “precio móvil mensual”. El resultado será el mismo: todos irán a la repesca y en un mes todo seguirá igual, excepto el valor del mercado, que caerá.

Se dirá que el efecto beneficioso para las arcas públicas es innegable (subastas encubiertas), pero esta es una de las grandes falacias de estos tiempos de crisis en las cuentas públicas: no sólo ha de ser sostenible el gasto público, sino la prosperidad privada de laboratorios, farmacias y distribución, pues las cuentas públicas viven de la riqueza privada, lo que parece olvidarse (espero que no se les ocurra subir el IVA de medicamentos). Y si un mercado pierde valor, se pierden puestos de trabajo (IRPF y cuotas de Seguridad Social), IVA e impuesto de Sociedades. El cálculo está hecho y es demoledor. Cada euro ahorrado con el PMB provoca la pérdida de otro euro en impuestos y cotizaciones.

Las compañías con política de bajar el precio en un viaje a ninguna parte no consiguen nada, salvo la demagogia populista de presentarse como cooperantes del ahorro público. Tras dos semanas de éxito (cuando tienen stock) ven como los demás recuperan terreno fácilmente, y además provocan el malestar de farmacéuticos y mayoristas que ven sus cifras caer y caer. Es un problema de experiencia profesional, no me cabe duda, hay quién la tiene y quién no.

En consecuencia, sería deseable y exigible regresar al sistema de precios de referencia basado en la media ponderada de los tres más baratos, de hace diez años, que era el mejor y el más justo para todos.

En caso contrario las compañías del PMB serán como aquellos pilotos kamikaze japoneses en la batalla de Okinawa lanzando sus aviones contra los portaviones de la US Navy sin conseguir absolutamente nada pero perdiendo inútilmente sus vidas.