Director Técnico de Asefarma viernes, 18 de julio de 2014 h
Esta reforma fiscal no cumple con las expectativas iniciales de ayuda al emprendedor, tan necesaria y solicitada en estos difíciles momentos. Se trata de una reforma que consideramos una simple reestructuración impositiva, puesto que en la mayoría de los casos supone una tributación superior a la ya existente antes de la crisis. No obstante, queremos destacar que se trata de un anteproyecto, que aún ha de pasar su trámite parlamentario.
Por enumerar cambios: a nivel de IRPF, la nueva reforma reduce los tramos de siete a cinco y se llevará a cabo en dos fases (una en 2015 y otra en 2016). Cuando esté plenamente en vigor, en 2016, el tipo mínimo del IRPF estará en el 19 por ciento (frente al 24,75 por ciento actual) y el máximo en el 45 por ciento (frente al 52 por ciento actual). En este sentido se ven claramente beneficiadas las oficinas de farmacia de bajo beneficio, ayudando esta “rebaja fiscal” a consolidar su futura viabilidad en estos momentos tan complicados para ellas. En el extremo opuesto también serán beneficiadas aquellas oficinas de farmacia con unos beneficios superiores a 60.000 euros, lo que llevará a plantearse la conveniencia o no de convivir con un sociedad limitada para la venta de parafarmacia, tanto desde un punto de vista positivo como negativo, con lo que hará necesaria la realización de un análisis pormenorizado de cada oficina de farmacia para minimizar su tributación con este nuevo escenario. Por otro lado, y a efectos de IVA, se reclasificarán algunos productos sanitarios en cumplimiento de una sentencia europea.
Del mismo modo, se modifica el tipo del ahorro al que tributan las farmacias a la hora de su transmisión, pasando el tipo máximo del 27 por ciento al 23 por ciento. De este modo, aquellos farmacéuticos reticentes a abonar al fisco el 27 por ciento de su ganancia generada verán minorada su tributación en 4 puntos, lo que dinamizará la transmisión de las mismas. Así, al producirse esta bajada en dos años, la transmisión en este ejercicio 2013 es totalmente viable, puesto que hasta que se realice el pago efectivo del impuesto existen inversiones conservadoras que minimizarían el exceso de tributación.