| viernes, 15 de octubre de 2010 h |

Sofía Fuentes del Río, presidenta de Cecofar

Históricamente la industria farmacéutica y la distribución han dedicado poco tiempo a analizar las necesidades mutuas, han caminado paralelamente sin buscar puntos de encuentro. Este desconocimiento mutuo en alguna ocasión nos ha llevado a colocarnos en posiciones encontradas que no beneficiaban a ninguno, ni a nuestro principal objetivo, que es el progreso de la farmacia. Tampoco al sistema ni al ciudadano. El dato más nocivo de estos desencuentros fue la cifra de venta directa, que se colocaba en 2008 con una cuota de mercado superior al 12 por ciento, cuando esta práctica generaba ineficiencias tanto en la industria como en la farmacia y era demoledora para la distribución, en especial la cooperativa. Por ello, se hacía necesario que la relación evolucionara hacia escenarios de colaboración. Pero… ¿quién estaba en la mejor posición para afrontar con éxito ese cambio?, ¿quién sería capaz de generar confianza y de aportar ideas innovadoras que hicieran confluir los intereses de todos?

Por otra parte, la distribución cooperativa tiene como objetivo principal proporcionar los medicamentos a sus socios, las farmacias, con criterios de equidad y solidaridad. Además, este fin se ha complementando con otros servicios que facilitan la labor diaria del farmacéutico. Llevamos años volcados en la farmacia, buscando vías de mejora de los servicios e incluso impulsando algunos que aporten valor a la cadena del medicamento. Quizá de aquí surge la combinación perfecta para afrontar los nuevos retos derivados de la nueva relación.

Y es que, ni la farmacia ni la distribución podemos cumplir con nuestra misión sin la colaboración de la industria. Es por eso que desde hace un tiempo estamos preguntándole y preguntándonos: ¿qué puede ofrecerle la distribución a la industria que no le haya ofrecido antes? Porque, evidentemente, un distribuidor farmacéutico no es un operador logístico, y cada día se aleja más de las meras operaciones logísticas para convertirse en un partner de la industria que permite mejorar el nivel de servicio que la farmacia aporta a la sociedad.

La reconversión del departamento de Compras en el de Relaciones con la Industria, englobándolo en la división Comercial, ha supuesto un cambio en el enfoque de esta relación. Como resultado de este cambio han surgido y surgen ideas que se transforman en nuevos servicios a la industria. En ningún caso ponemos en duda la validez del modelo, al contrario, el fortalecimiento de estos lazos garantiza la viabilidad de nuestro modelo. Las cooperativas deben modernizarse, pero no sólo implantando nuevas tecnologías sino buscando sinergias que beneficien a toda la cadena. Por su parte, la industria debe saber valorar este nuevo enfoque, considerar esta nueva relación como una alianza estratégica que requiere la implicación mutua, sin olvidar que juntos debemos aportar valor y originar sinergias que mejoren el servicio que la farmacia presta a todos los ciudadanos.

La situación actual favorece tomar decisiones que sólo valoran el corto plazo y que pueden frenar este nuevo camino que construyen industria y distribución. Estoy convencida de que la industria ha descubierto los beneficios que nuestra relación le está aportando y protegerá nuestros acuerdos. En definitiva, la farmacia es nuestro fin, sin embargo, para cumplir nuestro cometido necesitamos que la industria tenga satisfechas todas sus necesidades. Necesitamos saber escuchar y crear los servicios que sean necesarios mirando a uno y otro eslabón.