Últimamente se están produciendo unos hechos muy desagradables en Aragón y especialmente en Teruel, como son las detenciones, ingresos en prisión y clausura de sus boticas de algunos farmacéuticos, presuntamente por malas prácticas realizadas y conductas totalmente reprochables tipificadas por el juez de instrucción del juzgado número 3 de Teruel, en algunos casos, como delitos. Si bien las investigaciones y actuaciones están bajo secreto de sumario, todo hace pensar que se trata de venta paralela y/o exportación de fármacos.
En la autorización administrativa que tiene la oficina de farmacia no caben estas prácticas, como ya reza la Ley de Garantías y Uso racional del Medicamento, y no hay justificación alguna para estos hechos. Como ya he dicho en repetidas ocasiones, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Teruel hace constar su más enérgica repulsa contra cualquier práctica que atente a la deontología profesional, máxime si es —o pudiera ser— constitutiva de delito.
Ante esta situación, en principio lo que más nos preocupó en el colegio, tras la clausura de las farmacias, fue la atención farmacéutica al paciente y al usuario de oficina de farmacia. En especial, que por este motivo no se viera dificultada o interrumpida su accesibilidad a los medicamentos que tuviera prescrito o necesitara, por lo que inmediatamente después de conocer las clausuras de dichos establecimientos nos pusimos en contacto con el departamento de Planificación y Aseguramiento del Gobierno de Aragón para dar solución inmediata a este problema. Como consecuencia de ello, este Departamento ha creado botiquines en estas localidades que suplen a la farmacia, mientras que desde el COF de Teruel se reestructuró el calendario de guardias.
Todo parece indicar que las soluciones adoptadas han sido las correctas y, a su vez, bien aceptadas por la población afectada, por lo que el prestigio de la profesión y la honorabilidad de los casi 750 farmacéuticos de Aragón queda prácticamente intachable ante las presuntas malas praxis de algunos. Dicho prestigio, labrado a lo largo de muchos años, está muy por encima de cualquier problema puntual.