| viernes, 30 de abril de 2010 h |

Josep Basora es presidente de Semfyc

España es el segundo país europeo donde menos medicamentos genéricos se consumen, sólo superado por Italia. El último informe de la Asociación Española de Fabricantes de Medicamentos Genéricos (Aeseg) indica que la tasa española es del 6,5 por ciento, frente a la media europea que ya supera el 30 por ciento. Sólo los italianos mantienen una tasa más baja de prescripción de fármacos genéricos mientras que los antiguos países del Este de Europa lideran dentro de la Unión Europea (UE) la prescripción de estos fármacos.

Desde su entrada en España el 6 de febrero de 1997, mediante la Circular 3/97, la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios estableció que, para ser autorizada una EFG, se requiere alguna de estas dos condiciones: que esté autorizada como especialidad genérica en un país de la UE en el que hubiera sido posible obtener la protección de una patente de producto para el principio activo, o que hayan transcurrido diez años desde que fue autorizada en España la especialidad farmacéutica de investigación original de referencia. Por ello, resulta conveniente la unificación de criterios a nivel europeo de patentes de principios activos y de desarrollo de medicamentos genéricos.

Parece que asistimos a una cierta indefinición de criterios que es necesario corregir para poder fijar el marco de juego. Este marco debe hacer posible la convivencia de los esfuerzos en innovación en principios activos por parte de la iniciativa privada y la regulación de los precios de mercado. Desde la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) nos hemos manifestado públicamente desde el inicio de su comercialización a favor de la utilización de medicamentos genéricos, con los correspondientes estudios de bioequivalencia y con la garantía de la aprobación de la Agencia del Medicamento.

Las razones que exponemos son, fundamentalmente, la regulación que pueden ejercer de los precios de mercado, la utilización de éstos en la mayoría de los países de nuestro entorno y la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud. Sin embargo, no todo son ventajas en la irrupción de los medicamentos genéricos. Su comercialización a nivel de las oficinas de farmacia, con cambios constantes de marca, dificulta mucho la adherencia por parte de los pacientes y son una fuente de confusión especialmente en los casos de polimedicación que afectan a personas mayores.

Consideramos que sería necesaria una regulación mayor por parte del Estado con cambios a nivel de su libre dispensación en las oficinas de farmacia. De ese modo, se contribuiría a un mayor uso, y a disipar las reticencias en su prescripción por parte de los médicos de familia.