Joaquín Casariego, ex director general de Caiber, se ha incorporado a la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) como director de Desarrollo y vicedecano de Relaciones Internacionales de la Facultad de ciencias Biosanitarias y comparte con EG sus inquietudes y visión sobre la I+D en España.
Pregunta. ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta?
Respuesta. El reto principal de la Universidad del siglo XXI, especialmente en el ámbito de las ciencias Biosanitarias, es el de convertirse en el frente de vanguardia de la generación y transmisión del conocimiento. Para ello es imprescindible que la Universidad sea un organismo vivo, ágil, inquieto, pragmático, orientado a las personas y a resultados, muy profesional e innovador, creativo, capaz de romper moldes, derribar paradigmas y construir otros nuevos. Y, en especial, que sea una “universidad del mundo, para el mundo y en el mundo”, capaz de formar profesionales con espíritu de servicio global y prestos a desenvolverse y añadir valor en cualquier país y cultura.
P. Una de las primeras actividades que ha organizado es el primer desayuno científico de la Universidad Francisco de Vitoria. ¿Cómo valora su celebración?
R. Estamos muy satisfechos por la extraordinaria acogida de esta iniciativa en la comunidad científica y otros stakeholders, como pudimos apreciar por la masiva asistencia a la jornada, así como por la calidad y relevancia de la discusión que aquí tuvo lugar. Más satisfecho aún por la gran afluencia de estudiantes y su explícito interés por incorporarse a la comunidad científica con carácter tan precoz.
P. ¿Qué objetivos tiene con estos desayunos?
R. El objetivo es abrir una vía permanente de comunicación y discusión científica de alto nivel entre los actores principales de la investigación biomédica, para abordar y discutir conjuntamente los problemas reales y oportunidades a crear en este ámbito clave para la salud de las personas de hoy y de mañana. Y, por supuesto, el de vislumbrar y proponer soluciones. No hay tiempo para divagar.
P. ¿Puede avanzar las líneas generales de los próximos encuentros en los que esté trabajando?
R. Trataremos temáticas fundamentales, reales y prácticos, para entender y hacer avanzar la investigación, como la de los obstáculos para derribar paradigmas científicos en el propio seno de la ciencia, o la obsolescencia de las verdades científicas en biomedicina y los comportamientos fundamentalistas en su seno, o la medicina e investigación centradas en la persona y sus implicaciones, o las amenazas reales a la evidencia científica, entre muchos otros.
P. Qué cree que es más importante, ¿acercar la universidad (alumnos y profesores) al mundo “real” o al contrario?
R. La universidad debe ser del mundo, en el mundo y por y para el mundo. Debe conseguir acercar la ciencia a la sociedad y que ésta se acerque a la ciencia y los científicos. Tenemos mucho que contarnos. La ciencia biomédica actual parece a veces una pintoresca Torre de Babel.
P. ¿Han estado demasiado lejos ambos ámbitos en lo que a investigación se refiere?
R. La investigación o la ciencia generada en la universidad es esencial para la salud de las personas. Sin embargo, en ocasiones ha coqueteado quizás en exceso con la tentación de erigirse como un fin en sí misma, y no como una humilde azada para ayudarnos a desenterrar La Verdad escondida. La investigación biomédica y la universidad han de ser humildes y eficaces servidores de aquellos que sufren por causa de la enfermedad.
P. ¿Qué es necesario hacer para profundizar en ese acercamiento?
R. Lo primero, integrar la investigación básica de transferencia y clínica en programas únicos. Acercar los pacientes a los investigadores básicos y viceversa. Lo segundo, implementar programas eficaces de formación en ciencia biomédica, desde el colegio, pasando por la universidad y a la sociedad general. Los programas de divulgación científica suponen el cortejo perfecto para enamorar los corazones.
P. ¿Qué es lo que considera más necesario cambiar del enfoque que la Universidad da a sus alumnos para afrontar un futuro laboral centrado en la investigación?
R. En la UFV formamos a nuestros alumnos de grado y post-grado con una dimensión global, lo más holística e integral posible y con un irrenunciable espíritu de internacionalización. Salud y enfermedad nos aguardan en cualquier latitud y hay mucho bien que puede hacerse en cualquier parte del mundo. El ‘aldeanismo’ es letal para un médico en formación.
P. ¿Cree que la crisis económica puede ser una oportunidad para aprender a evaluar las alternativas de inversión siempre en términos de coste-beneficio y retorno de la inversión?
R. Sin duda. Crisis es una buena excusa para mejorar las cosas, mudar la piel y crecer. Exigir el retorno de la inversión a la investigación biomédica nunca más debe ser un tabú. Pero para exigir un retorno, es preciso realizar una inversión. De entrada, incluir variables de eficiencia en investigación biomédica ayudará a erradicar cualquier tentación del “hacer menos con más” propio de las épocas de bonanza
P. Desde su posición en una Universidad, ¿pretende contribuir al desarrollo de debates que hagan replantearse el modo en cómo se investiga en nuestro país?
R. Desde mi posición en cualquier organismo o institución, siempre he apostado con entusiasmo y plena entrega por ayudar a mejorar el modelo vigente de investigación, nacional e internacional, o incluso a crear nuevos paradigmas. Requiere de gran esfuerzo y tiene un riesgo inherente. Pero la ilusión, la lealtad a los pacientes y una dosis alta de valor, todo lo puede. Soy profundamente optimista.