Presidente Editor de EG viernes, 01 de abril de 2016 h
Bruselas ha recordado a España lo que ya temíamos: nos faltan 10.000 millones de euros para cumplir con los objetivos de déficit. El Ministro en funciones de Hacienda, Cristóbal Montoro, no ha hablado de recortes en esta ocasión, sino que ha recordado a las CC.AA. que pueden gastar en sanidad lo que necesiten o crean conveniente, pero para ello deberán gastar menos en otras partidas presupuestarias. Se llama “priorizar” y es lo que hacemos todos los ciudadanos con nuestros presupuestos personales y familiares, de la empresa o de la comunidad de vecinos: no se puede gastar en todo lo que se debería. Y es aquí cuando surge la gran pregunta ¿en qué quiere la sociedad española en cada CC.AA. que se priorice? Esta es la gran pregunta que habría que hacer por parte de cada Gobierno autonómico.
Lo que va a ocurrir es que se van a activar mecanismos para el control del gasto autonómico, evitando que se incremente el gasto autonómico. Como viene siendo la tónica general, las CC.AA. llamarán a sus consejerías de sanidad al orden y les invitarán a congelar el gasto sanitario (o incluso disminuirlo). En total, más de 16.000 millones de euros invertidos en medicamentos con cargo a fondos públicos, más casi 4.000 millones en tecnología y productos sanitarios. Y aquí es cuando viene la ecuación imposible de resolver de forma satisfactoria para los pacientes (para todos, tarde o temprano) si no entra en acción una variable más: disminuir partidas presupuestarias diferentes a la sanidad. Es en este tipo de decisiones donde nos enfrentamos a “más de lo mismo” o a la valentía de nuevas recetas. Las diputaciones, el número de funcionarios, las infraestructuras de dudosa necesidad…mucho dinero que se va a partidas que no benefician ni tanto ni de manera tan importante como los recursos invertidos en la sanidad, en sus médicos, en sus medicamentos y en la tecnología. GACETA MÉDICA, publica esta semana que el 50% de los médicos españoles están sin plaza fija, alcanzando el mayor grado de inestabilidad laboral que ha tenido nuestro sistema nacional de salud.
El Gobierno que algún día gobierne, deberá decir a sus ciudadanos si cree que es más importantes invertir en Sanidad o en otras partidas y estructuras que nos cuestan a los españoles mucho más que los 1.000 millones de euros invertidos en curar la hepatitis C a más de 40.000 personas. Que les pregunten qué les parece a éstos. El Gobierno deberá ser algo más creativo, cierto, pero Montoro, que se ha granjeado una imagen tan antipática como respetable en cuestión de rigor presupuestario, ha tirado de la manta con una habilidad pasmosa: Que gasten más en Sanidad si quieren -les ha dicho a las CC.AA.- pero que gasten menos de otras partidas presupuestarias. Ya no hay excusa para decir que se obliga a recortar en Sanidad: se obliga a que las cuentas salgan, porque un buen gestor debe controlar el exceso de gasto, y éste está definido. La mayoría de los españoles no podemos tener déficit: debemos gastar menos de lo que ingresamos, pero nuestros políticos no saben hacerlo. No sé si es falta de experiencia o capacidad, pero como la ecuacion no salga, nos esperan tiempo muy malos.
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El Gobierno en funciones enviará a las CC.AA. un acuerdo de no disponibilidad de dinero para el incremento del gasto, y éstas deberán cumplir el plazo de pago a proveedores.
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Mucho dinero en las CC.AA. se va
a partidas que no son “lo que de verdad importa” a las personas