CARLOS B. RODRÍGUEZ Madrid | viernes, 04 de julio de 2014 h |

Un total de 16 países de la Unión Europea toman como referencia los precios de los medicamentos españoles, bien como criterio principal para fijar su propio precio, o bien como información adicional durante el proceso de negociación del mismo. Los precios españoles son, junto con los austriacos y los eslovacos, los terceros más referenciados por sus socios comunitarios, según un informe de la Comisión Europea sobre el sistema de referencia de precios internacional (ERP, por sus siglas en inglés). Solo le superan Francia (sus precios marcan tendencia en 19 países) y Reino Unido y Alemania (ambos con 17).

Históricamente, la cesta de países de referencia venía conformada por la comparación económica y/o la proximidad geográfica. Pocos países mantienen esta base: Luxemburgo, que solo referencia a un país; y Croacia, Estonia, Portugal y Eslovenia, que referencian a tres. En el resto de países, los años (y la creciente necesidad de generar ahorros en Farmacia con la llegada de la crisis económica) han conformado cestas cada vez más grandes, y “sin una justificación explícita” en su selección, según critica el informe. Así, la mayoría de los estados miembro ha elegido tener en su cesta a otros estados miembro, mientras que otros han ampliado su rango incluso a países del Espacio Económico Europeo, lo que ha determinado cestas de 31 países en Hungría o Polonia.

Pero el tamaño de las cestas de referencia no es lo único que determina las diferencias de un sistema que, pese a haberse convertido en una de las herramientas de contención de costes más comunes en el sector farmacéutico, es también una de las que presenta más diferencias. Las regulaciones relativas a la aplicación del sistema de referencia de precios están por lo general descritas en los marcos legales de cada país, aunque la precisión de esas descripciones difiere de un país a otro.

Además, existe una gran variabilidad en cuanto a métodos de cálculo utilizados, que puede ser distinta dentro de un mismo país según el tipo de producto: uno de los principales es el cálculo de precio de referencia medio (Austria, Bélgica, Chipre, Dinamarca, Islandia, Irlanda, Suiza, Portugal y Países Bajos); otro es el precio más bajo (España, Bulgaria, Hungría, Italia, Rumanía, y Eslovenia); Grecia, Noruega, Eslovaquia y República Checa utilizan la media de los 3 ó 4 más bajos; Francia, con solo 4 países en su cesta, aplica precios que son similares en sus países de referencia; Malta utiliza dos tipos de ERP, uno para el mercado privado y otro para los fármacos en el sector público, con reglas diferentes para cada uno… Y hay más fórmulas.

Además de a la variabilidad, el sistema se enfrenta a varias limitaciones, como las derivadas de la volatilidad de los tipos de cambio o la propia identificación de un medicamento, que puede variar de un estado a otro. Asimismo, al verse influenciado exclusivamente por sus propias reglas, el sistema ignora otros aspectos del mercado, como las necesidades sanitarias, los resultados o los costes sanitarios, que también son variables en función del país.

Todo ello confronta un peligroso panorama, en opinión de la industria farmacéutica. Así lo demuestran las respuestas que las patronales europeas del sector realizaron a una consulta que la Comisión llevó a cabo durante la fase de elaboración del estudio, y que redundan en los efectos negativos del sistema en varias materias: acceso a los medicamentos, la disponibilidad de los mismos e la I+D farmacéutica.

Desde la perspectiva de la industria de genéricos, el sistema limita su potencial para entrar en mercados específicos, al reducir los precios hasta niveles insostenibles. La EGA puso como ejemplo el caso de olanzapina DCI. Influido por los precios daneses, este genérico redujo su precio hasta un 98 por ciento en Bulgaria, lo que limitó el acceso de los pacientes búlgaros al fármaco. La patronal también hizo hincapié en que referencia precios de países que aplican sistemas de contratación y licitación sería perjudicial tanto para el sector de los genéricos como para los pacientes y los contribuyentes.

La industria innovadora, por su parte, intentó concienciar sobre los efectos indirectos que la referencia de precios provoca no solo en Europa, sino también fuera de ella, máxime en países que han aplicado (y siguen aplicando) medidas de contención de costes a corto plazo. La Efpia ilustró el impacto potencial del ERP mediante una estimación realizada a raíz de la decisión que Grecia adoptó en 2011 para rebajar un 10 por ciento el precio de sus medicamentos. En aquel año, los Estados miembro se comprometieron a no referenciar temporalmente los precios helenos. Pero si ese acuerdo no se hubiera producido y la bajada del 10 por ciento en los precios griegos hubiese sido utilizada como referencia, la industria habría perdido 299 millones de euros en Grecia; 799 millones en Europa y 2.154 en todo el mundo, según la Efpia.

La visión de la Comisión Europea

El análisis de la Comisión, sin embargo, no respalda del todo los efectos que se achacan al sistema de referencia de precios. Así, resta valor a los perjuicios que, según la Efpia, se derivan del sistema con respecto a la I+D+i farmacéutica ya que, a su juicio, “el impacto de esta política en la I+D no será medible durante varios años”.

El ERP también ha sido criticado por su impacto a la hora de limitar el acceso a los medicamentos, al ‘obligar’ a la industria a adoptar estrategias internacionales de precios para hacer frente a la convergencia de precios. La Comisión constata este hecho, si bien no responsabiliza al sistema, sino a la propia estructura del mercado farmacéutico europeo. Según el informe, “la convergencia en precios internacionales puede deberse al ERP, pero también podría ser causa del comercio paralelo o del hecho de que esos mercados son menos atractivos para los proveedores”. Por ejemplo, indica que “hay pruebas de que las compañías farmacéuticas retrasaron sistemáticamente la presentación de expedientes en Bélgica con el fin de evitar el precio belga, por lo general en el rango bajo de la UE, y que además afecta a otros países”.

Por último, el informe presenta dos estudios para demostrar que los diferenciales de precio aún existen debido a las diferentes metodologías de aplicación y las políticas de precios nacionales.

Setenta y seis

La factura farmacéutica ambulatoria ha aumentado un 76 por ciento en los países de la Unión Europea entre 2000 y 2009.

Ochenta y nueve

Desde 2010 a 2011, en la UE se implementaron 89 medidas para contener el gasto farmacéutico público. El ERP es una de las más comunes.

Veintitrés

Estados están tratando de identificar las formas más eficaces de invertir en salud. El informe sobre el ERP tiene como fin apoyar este trabajo.