Santiago de Quiroga
Emilio Marmaneu, presidente de la Alianza General de Pacientes (AGP) ha lanzado un “basta ya”. Y lo ha hecho en el marco del congreso de Semergen. Marmaneu cree que se abusa de fotos y buenas intenciones, pero insiste en que ya es hora de dejar las declaraciones y pasar a establecer mecanismos formales de participación. Marmaneu ha sabido en su intervención establecer un paralelismo entre el papel de patronales y sindicatos, implicados con los legisladores y el hecho de que no se puede dejar de lado a los pacientes y a sus legítimos representantes.
Marmaneu reclama, simple y llanamente, que se establezcan mecanismos de participación legítimos. Que la opinión de los pacientes sea un acto de generosidad de los gobernantes es, sencillamente, inaceptable. Sin el papel de muchas asociaciones de pacientes y familiares en España, como complemento clave de la asistencia sanitaria, algunas enfermedades no serían abordables por el sistema sanitario. España sigue a la cola de la participación con los pacientes. Sin embargo, hay excepciones. Madrid sí incorporó la opinión de las asociaciones en su normativa sanitaria más relevante de esta legislatura: la ley de libertad de elección de médico, que tan positiva acogida ha tenido entre los madrileños. Quizá por eso, una de las Medallas de los Pacientes en 2010 se otorgó a la Consejería de Sanidad de Madrid, en la persona de su consejero.