La semana pasada se celebró en Madrid el II Congreso de la Sociedad Española de Trasplantes (SET), que albergó una jornada sobre novedades en el tratamiento inmunosupresor. Entre esas novedades destaca la aplicación de los inhibidores de la proteína mTOR en pacientes que han sido sometidos a un trasplante renal, hepático o de corazón, a los que pueden proporcionar algunos beneficios significativos en la prevención de fenómenos inmunológicos, fibrosis, cáncer, infecciones oportunistas o eventos cardiovasculares.
En el caso concreto del trasplante renal, el uso de estos inhibidores (everólimus y tensirólimus) es poco frecuente por parte de los nefrólogos, tal y como advirtió Josep María Campistol, jefe del servicio de Nefrología del Hospital Clínic de Barcelona, debido a sus posibles efectos adversos, “los cuales son perfectamente modulables y de bajo nivel”, dijo.
En cambio, según Campistol, los beneficios que puede aportar esta opción terapéutica son importantes, sobre todo si se usa de novo o se realiza una conversión precoz de la terapia estándar con inhibidores de la calcineurina (tacrólimus o ciclosporina), minimizando el uso de estos en función de las necesidades del paciente. “Varios estudios indican que esta estrategia, que permite la individualización, aporta valor añadido, ya que previene fenómenos inmunológicos y de rechazo. También generan una buena preservación de la función renal y reducen el riesgo de aparición de cáncer, infecciones oportunistas, fibrosis y eventos cardiovasculares”, prosiguió.
En cuanto a los trasplantes hepáticos, Rafael Bañares, director del Instituto de Investigación sanitaria del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, defendió los beneficios en nefroprotección, así como el efecto antiinfeccioso y antitumoral de los inhibidores de mTOR. Aunque lo más destacado, según él, son
los resultados del estudio RADH2304, que indican que la “sustitución del tratamiento con tracrólimus, esteroides y micofenolato por everolimus y minimización de tacrólimus al mes de su inicio se tradujo en una tasa contenida de rechazos y una mejora en el filtrado, además de prevenir la disfunción renal a largo plazo”.
Trasplante de corazón
En lo que respecta a los trasplantes de corazón, fueron Javier Segovia y Jesús Palomo, cardiólogos del Hospital Puerta de Hierro y del Hospital Universitario de Madrid, respectivamente, los que trataron de desvelar las nuevas evidencias extraídas del estudio Everostat, en el que se compararon los efectos adversos derivados de la aplicación de la terapia estándar con o sin corticoides y los de everolimus con dosis reducida de ciclosporina. En primer momento, los efectos adversos fueron similares, aunque pasados dos años everolimus dio algunas muestras de superioridad.