EL GLOBAL Madrid | miércoles, 09 de julio de 2014 h |

Si bien la relación medicamentos-conducción no es siempre negativa, puesto que los tratamientos pueden controlar las patologías y mejorar la aptitud ante la conducción, tanto los pacientes como los profesionales sanitarios deben ser conscientes de que algunos fármacos tienen efectos que pueden alterar la capacidad para conducir vehículos. En concreto, en España un 5 por ciento de los accidentes de tráfico está relacionado con los medicamentos y un 25 por ciento de los medicamentos autorizados en nuestro país puede interferir en la conducción (esta cifra llega al 74 por ciento en el caso de los cien fármacos más vendidos).

Por ello, con el objetivo de mejorar la formación de los profesionales sanitarios y la información de los pacientes sobre los efectos de los tratamientos farmacológicos en la capacidad de conducción, la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac), la Sociedad Española de Medicina de Tráfico (SEMT) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), con la colaboración de Faes Farma, han presentado el documento de consenso ‘Fármacos y conducción’. Este manual refleja los medicamentos que más implicación puede tener en la seguridad vial, entre los que se encuentran sustancias psicoactivas como las benzodiacepinas, medicamentos hipnóticos y opiáceos, y también antihipertensivos, los antidepresivos y los antihistamínicos. Los efectos que pueden provocar estos fármacos van desde la somnolencia, reducción de reflejos, alteración de la percepción de distancias, hiperactividad, confusión y aturdimiento, entre otros.

Respecto a las patologías que pueden influir en la capacitación de un conductor al volante, este documento señala los procesos agudos (gripes, infecciones febriles…) como los crónicos (asma, arritmias, diabetes, etc.). Tanto Sefac como el resto de sociedades editoras del manual destacan que “se debe evitar conducir en las fases agudas de las patologías hasta que estén controlados los síntomas o estabilizada la enfermedad”.

El documento de consenso incluye también recomendaciones y pautas de actuación y una revisión de aspectos legales para que los profesionales sanitarios sepan enfocar mejor sus intervenciones con todos aquellos pacientes que estén en tratamientos con fármacos que pueden afectar a su capacidad de conducir. Entre esas recomendaciones para reducir el riesgo vial atribuible a los efectos adversos de los medicamentos se mencionan: Introducir en la historia clínica del paciente los hábitos de conducción, tener en cuenta a la hora de prescribir aquellos que afecten a la capacidad de conducir e informar al paciente para prevenir un accidente, aconsejar la vía de administración con menores efectos sistémicos e incidir sobremanera en la prevención en el caso de pacientes de edad avanzada.