El incremento de la demanda y la rebaja en la aportación de los usuarios, causas del incremento del gasto
| 2009-06-28T18:21:00+02:00 h |

Carlos Arganda

Madrid

Cada país tiene sus propias especificidades, que hacen que los sistemas que se pongan en marcha para el control del gasto en medicamentos tengan que ser acordes a su realidad. Ésta fue una de las conclusiones a las que llegaron los participantes en la jornada “Innovaciones regulatorias en la financiación de medicamentos en el ámbito europeo”, organizada por Chiesi la semana pasada.

Ana Sánchez, viceconsejera de Asistencia Sanitaria de Madrid, explicó en la apertura de la jornada que en España el gasto en medicamentos crece por el incremento de la “demanda sanitaria y la reducción en la aportación de los usuarios.” A consecuencia de esto, indicó que en los últimos diez años esta partida “se ha duplicado” en esta comunidad y supone que “cada paciente que acude a consulta sale con dos recetas y un coste de 26 euros”.

Pero el control del gasto no ha sido una prioridad de las administraciones públicas hasta hace relativamente poco tiempo. La presidenta de FEFE, Isabel Vallejo, explicó que este fenómeno se inició hace diez años. Según ella, el debate actual debería centrarse en si se gasta mucho o si por el contrario lo que sucede es que “se presupuesta poco”. La realidad es que el gasto sube por mucho que se hayan puesto en marcha mecanismos de control, entre ellos, el Sistema de Precios de Referencia (SPR), una verdadera “herramienta estructural”, dijo.

Precios de referencia

Para profundizar en el estudio de los SPR, Pedro Gómez Pajuelo, subdirector general adjunto del Instituto Carlos III, hizo un repaso por los distintos SPR que ha habido en España desde 2000, y destacó los logros y las faltas de cada uno de ellos. En su comparación con otros sistemas puestos en marcha en otros países y en relación a los criterios existentes para la creación de conjuntos, fijación de precios y revisión de los mismos, Gómez Pajuelo indicó que “España está en los escalones más bajos” y menos agresivos de estas políticas, ya que hay países en los que los conjuntos se crean con equivalentes terapéuticos en vez de principios activos o sus revisiones se realizan mensualmente.

Para él, el actual SPR ha corregido algunos de los problemas que arrastraban los antiguos sistemas, con lo que lo hace más “predecible y transparente” y evita desplazamientos en la prescripción. No obstante, y a pesar de que el SPR es una herramienta “determinante” desde el punto de vista de la sostenibilidad, Gómez Pajuelo estimó que había algunas cuestiones negativas a resolver, como que se puede crear “confusión a los pacientes” reduciendo la calidad de la prestación. Entre sus recetas para mejorar el SPR instó a evaluar el impacto real del sistema y a ampliar su ámbito de actuación a la farmacia hospitalaria, así como permitir también una mayor participación de los pacientes.

Por su parte, Álvaro Hidalgo, profesor de Teoría Económica de la Universidad de Castilla La Mancha, analizó la problemática asociada a la prescripción por principio activo (PPA), ante la que negó que existiera riesgo para los pacientes. Al mismo tiempo, afirmó que su efecto sobre la contención del gasto “es limitada y no mejor que otros sistemas”. En cualquier caso, manifestó que para tener éxito en la promoción de genéricos es necesario incentivar a los profesionales sanitarios en su uso.

Por su parte, Jaime Espín, de la Escuela Andaluza de Salud Pública, expuso distintos tipos de contratos de riesgo compartido puestos en marcha. Unos contratos que, según él, permiten “eludir el riesgo de exclusión de un medicamento”, incrementar la accesibilidad y pagar por resultados incrementando el reconocimiento a la efectividad.

Eso sí, Espín afirmó que no era posible generalizar a todos los productos ni copiar los contratos de riesgo compartido puestos en marcha en otros países, aunque en algunos casos, como en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada, se haya trasladado el contrato de riesgo compartido del Reino Unido con Velcade.